Propuesta de raciocinio sobre el falso Papa para católicos dormidos (I)

Pues todo lo que queda manifiesto es luz.

Ef 5, 14

La irrupción de Bergoglio en la historia de la Iglesia no puede considerarse, precisamente, armoniosa. Ni tampoco normal. Al margen de cualquier debate sobre uno u otro aspecto, este es un hecho incontrovertible, puramente objetivo: Papafrancisco es un fenómeno anómalo. Es obvio.

Y, como a menudo se hace insensatamente con lo obvio, se soslaya, se da por descontado para sumirse en análisis profundos, sin considerar que esta mutilación básica de la realidad vicia de partida la investigación y, por lo tanto, desvirtúa de raíz las reflexiones que puedan hacerse al margen de la tara.

Papafrancisco no es algo normal, insistimos. Y conviene tenerlo presente en toda argumentación o estudio.

Recordemos, de entrada, que llegó al trono de Pedro tras una supuesta renuncia pontifical, algo rarísimo que no se producía desde hace seis siglos y que solo se ha dado en siete ocasiones (Clemente I, Ponciano, Silverio, Benedicto IX, Gregorio VI, Celestino V y Gregorio XII) en dos mil años de historia de la Iglesia.

Se trata, por tanto, de un acto excepcional y además convulso por las consecuencias propias de la naturaleza dual del título, divina y humana, que siempre ha estado rodeado de graves presiones y maniobras políticas que buscaban manipular en su beneficio el más influyente trono de la tierra. Una abdicación papal debe examinarse siempre con recelo, nunca con despreocupación. Máxime cuando, al caso de Benedicto XVI (cuyos entresijos están ahora empezando a ser ensamblados con sentido gracias al periodista Andrea Cionci, https://www.codiceratzinger.eu/es ), le ha seguido el rupturismo radical sin precedentes de Bergoglio.

La sospecha de complot no es fruto de una actitud conspiranoica, sino al contrario, como mínimo es una prevención razonable.

También conviene ponderar la radical diferencia de trato recibido por Benedicto XVI y Papafrancisco por los poderes fácticos del mundo.

El primero padeció un hostigamiento mediático inadmisible desde el minuto uno de su pontificado, agudizado al final por el robo y filtración a la prensa de cartas personales por parte de su mayordomo, Paolo Gabriele (https://www.youtube.com/watch?v=ArKm3gY55dA ). Los últimos meses del Papa germano antes de la Declaratio fueron un calvario, rodeado de una indisciplina infame (https://www.lastampa.it/vatican-insider/es/2012/06/10/news/hans-kung-el-papa-provoca-la-desobediencia-1.36469197/ ), con un plan de magnicidio incluido (https://www.elespectador.com/mundo/mas-paises/revelan-presunto-plan-para-asesinar-a-benedicto-xvi-article-325835/ ), y el bloqueo de toda actividad financiera del Vaticano por el sistema de control bancario internacional (https://www.prensalibre.com/economia/informe_de_la_fiscalia_es_la_causa_del_bloqueo_de_tarjetas_en_el_vaticano_0_842915895-html/ ).

Por el contrario, Bergoglio fue recibido con la aureola del hombre del cambio, como el portador de la primavera católica que planeara la administración Obama por obra del intrigante binomio Clinton-Podesta (https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=27555 ), protagonizando la portada de la revista Time (https://www.abc.es/sociedad/20130719/abci-papa-pueblo-portada-revista-201307192035.html ) apenas cuatro meses después de su (falsa) proclamación.

Su omnipresencia en los medios tiene por regla general un tratamiento positivo nunca visto desde los tiempos de Juan XXIII. Papafrancisco es “el Papa del pueblo”, “el Papa de los pobres”, el hombre del año para Vanity Fair (¡) (https://www.abc.es/sociedad/20130709/abci-papa-francisco-hombre-vanity-201307091703.html#vca=modulo&vso=abc&vmc=noticias-rel&vli=sociedad ), y él, en justa correspondencia, pide obediencia a la ONU (https://youtu.be/UEewsSTWOBE?si=W9nhM_Si9gq76dc_ ) y la OMS (https://www.abc.es/sociedad/abci-papa-pide-obedecer-autoridades-para-no-retorne-pandemia-202004281043_noticia.html ), sigue la Agenda 2030 (https://www.aciprensa.com/noticias/98082/7-cosas-que-todo-catolico-debe-conocer-sobre-la-agenda-2030#:~:text=En%20su%20alocuci%C3%B3n%2C%20el%20Papa,paso%20necesario%20hacia%20las%20soluciones%22. ) y hasta bendice “la dimensión moral” del globalismo del Foro de Davos (https://infovaticana.com/2024/01/18/el-papa-bendice-a-los-participantes-del-foro-de-davos-y-dice-que-el-proceso-de-globalizacion-tiene-una-dimension-fundamentalmente-moral/ ).

¿Es natural un Papa amigo del mundo y de los proyectos de los poderosos? Diría que son pistas fáciles para hacerse un juicio respecto al lado en el que está Papafrancisco.

Más indicadores sencillos de entender. Los casi once años de pseudopontificado de Papafrancisco se caracterizan por lo contrario que se supone debe hacer un Papa, que es unir a la Iglesia y confirmar la fe de los católicos, esa fe que se inserta necesariamente en la Tradición. La revolución continua y el cuestionamiento de la doctrina y el Depósito de la Fe, cuando no su negación, definen sus actuaciones y su pseudomagisterio, que han llevado a la Iglesia al caos y a un cisma de facto.

No puede considerarse normal que los documentos de un Papa sean tachados de heréticos por una parte importante de la propia Iglesia o que tengan que ser aclarados una y otra vez para acabar zanjando las polémicas con la apelación a un nebuloso nuevo paradigma eclesial. Y ni hablemos ya de sus declaraciones a la prensa, su famoso magisterio aeronáutico, nefasta y continua matraca que para muchos católicos desconcertados ha convertido en mal necesario que el Papa tenga opiniones personales al margen de su condición de Sumo Pontífice, lo cual es otra monstruosidad.

Y qué decir a que el magisterio del Papa pueda ser corregido de manera sistemática y a que su figura deba ser resistida en conciencia por un fiel católico (¿no le debe el asentimiento del entendimiento y la voluntad?). O que sea preciso rezar por su conversión (¿puede un Papa no ser católico?). O que un príncipe de la Iglesia declare que una disposición suya sea obra del “divisor”, es decir, del Diablo (¿puede ocupar Satanás el trono de Pedro?) (https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=48429 ).

¿Es normal la instalación permanente de un Papa en el escándalo? ¿Es común un Papa forajido, fuera de la ley?

En este punto, cobra relieve por su significación –porque nada es anecdótico en lo que se refiere al papado- la relegación en el Anuario Pontificio de 2020 del título divino de Vicario de Cristo, asignado ahora al Papa como mero título histórico, sin ningún efecto trascendente (https://infovaticana.com/2020/04/03/desaparece-el-titulo-de-vicario-de-cristo-del-anuario-pontificio/ ).

Entrar a estas alturas en la trillada y superada polémica de la impecabilidad del Papa, como aún proponen supuestos expertos eclesiales, supondría descender la discusión a un nivel inicial, casi infantil, que hace dudar de la honestidad intelectual/moral de dichos expertos con el culo bien acomodado en sillones de cretona.

Por lo tanto, nos encontramos ante un fenómeno estrepitosamente insólito y excéntrico, cualquiera que sea el enfoque que se le aplique. Es la aberración Papafrancisco la que se cuestiona a sí misma desde la interpretación histórica, factual, canónica, teológica y hasta de salud mental.

Sí, de higiene mental hablamos, pues, si es principio básico conocido por el más ignorante de los católicos que solo puede haber un Papa, ¿cómo es posible que durante nueve años coexistieran sin problema dos personas con el título oficial de Papa en el Vaticano, uno de los cuales –el de Papa Emérito- ni siquiera consta en el Código de Derecho Canónico? ¿Nueve años de anomia consentida en la Santa Sede?

El fenómeno Papafrancisco es un insulto a la inteligencia de los católicos.

Si tener presente todo esto no despierta ninguna duda respecto a la anomalía Papafrancisco, quizá es que no se trate ya de una cuestión racional e intervengan otros factores de tipo emocional o, peor todavía, de conflicto de intereses: o proclamo la verdad o tengo un plato sobre la mesa. Y es que la búsqueda de la verdad no es fácil porque presenta obstáculos de predilección. Y cada uno tiene sus prioridades, la mayoría crematísticas, claro.

Llegados a este punto no son pocos los cobardes, las medianías que se refugian en actitudes agnósticas y se excusan alegando que, por conocimiento insuficiente o por la tergiversación de las fuentes, no le es posible al católico de a pie conocer la verdad. Y que hay que esperar a que pase la tormenta y a que el propio criminal y sus cómplices se acusen a sí mismos públicamente (https://www.vozdeamerica.com/a/papa-francisco-crea-21-cardinales-clave-para-reformar-la-iglesia-y-un-futuro-conclave/7291438.html ). ¿Es aceptable para una cabeza mínimamente amueblada tamaña ridiculez?

Hay mucho párroco en esta posición de pastor cobarde que se esconde del lobo. Están disfrazando su cobardía de santa obediencia y humildad, las cuales, por el contrario, serían falsedad pues ambas virtudes derivan de caminar en verdad y si se niega ésta en su posibilidad, se está negando la Verdad, esa con la que Alguien se definió y nos aseguró que nos haría libres.

Simple y llanamente, cuando se renuncia a la búsqueda de la verdad, se está colaborando con la mentira. Que nuestro ‘sí’ sea ‘sí’ y nuestro ‘no’ sea ‘no’, pues el Señor a los tibios los vomitará de su boca (Ap 3,16). Que nuestro ‘sí’ a Papafrancisco sea ‘sí’, pero con todas sus consecuencias, y nuestro ‘no’ sea ‘no’ también con todas sus consecuencias. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Lo intermedio es del Diablo.

Y Satanás, efectivamente, actúa desde lo avieso, lo tortuoso, lo anómalo. Como es Papafrancisco.