Propuesta de raciocinio sobre el falso Papa para católicos dormidos (V)
“La boca de los malos devora iniquidad” (Prov 19,28)
En el anterior capítulo de esta serie, apuntamos que la gran
operación manipulativa que es Papafrancisco tiene un clarísimo
distintivo en sus documentos, cuya simple lectura debiera activar
nuestras alarmas.
Los documentos (anti)magisteriales de Papafrancisco son auténticos
panfletos ideológicos, tanto en su contenido como en su forma, que es lo
que aquí analizamos. Textos como Laudato si’ o Querida Amazonía serían
perfectamente intercambiables con dossieres de oengés asistenciales,
ecologistas o indigenistas de corte neomarxista.
De hecho, las misivas bergoglianas están profusamente trufadas de citas
de autores comunistas, feministas o indigenistas, como Ana Varela Tafur,
Jorge Vega Márquez, Yana Lucila Lema, Sui Yun o Vinicius de Moraes…
¡hasta a 17 esteticistas del materialismo trae a colación solo en
Querida Amazonía! Por otra parte, se apoya continuamente en teorías
sociales y económicas izquierdistas o de ambientalismo catastrofista,
consagrando con ello términos y conceptos más propios de pasquines
extremistas que de textos rubricados en la Santa Sede.
Hasta tal punto es así que Michael Löwy, uno de los principales intelectuales del marxismo actual a escala mundial, considera que Laudato si’ propone una auténtica “alternativa antisistémica y ecosocialista” (https://rebelion.org/la-enciclica-laudato-si-es-una-contribucion-de-extraordinaria-importancia-para-el-desarrollo-a-escala-planetaria-de-una-conciencia-ecologica/ ). Y no se trata esta de una opinión aislada, sino más bien lo contrario. Aunque haya quienes prefieran no enterarse y seguir dormidos.
Por otra parte, el método de trabajo de la sinodalidad (léase
asambleísmo soviet), ha favorecido la producción de textos
(pseudo)pontificios por acumulación, como si toda propuesta fuera válida
per se, sin un mínimo filtrado doctrinal o incluso intelectual. El
resultado es desastroso. Los escritos de Papafrancisco semejan más
reflexiones de mindfulness o coaching de baratillo que documentos
(anti)magisteriales.
Los ejemplos son incontables, pues los documentos bergoglianos forman
una espesa trama cada vez más tupida y decadente. Aquí una sucinta
muestra:
“Se puede acoger la propuesta de algunos maestros orientales que insisten en ampliar la consciencia, para no quedar presos en una experiencia muy limitada que nos cierre las perspectivas (del placer sexual). Esa ampliación de la consciencia no es la negación o destrucción del deseo sino su dilatación y su perfeccionamiento” (Amoris laetitia, 149).
“Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un ‘nosotros’ que habita la casa común” (Fratelli tutti, 17).
“Hay más sensibilidad ecológica en las poblaciones, aunque no alcanza para modificar los hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y desarrollan. Es lo que sucede, para dar sólo un sencillo ejemplo, con el creciente aumento del uso y de la intensidad de los acondicionadores de aire” o “En este universo, conformado por sistemas abiertos que entran en comunicación unos con otros, podemos descubrir innumerables formas de relación y participación” (Laudato si’, 55 y 79).
Y lo más grave de esta degradación de los textos (anti)magisteriales, insistimos, es que está al servicio de un plan, de una malévola intención de transformación del mensaje que custodia la Iglesia, abriendo una brecha por la que se está colando en tropel el lenguaje/pensamiento anticatólico en una contaminación sin precedentes.
¿Y no constituye esto suficiente indicio o dato relevante para
constatar la realidad de un falso pontificado a cargo de un antipapa y
para despertar a tanto católico dormido? Pues parece que no. Habrá que
insistir.
En los capítulos anteriores, abordamos la estrategia de la
reprogramación del pensamiento católico mediante la introducción de
palabras comodín, de términos propios de otras disciplinas cargados de
ideología. Pero Papafrancisco utiliza otras muchas técnicas de
manipulación, como la mutación de significados de términos perfectamente
católicos mediante simbiosis.
Porque es cosa sabida por los propagandistas que las palabras cambian su sentido, en parte o en su totalidad, según dónde se ubiquen o según a qué otro término se asocien.
Así, por ejemplo, a la nada sospechosa palabra “conversión”, si se le añade el adjetivo “ecológica”, deviene claramente otro artefacto: “conversión ecológica”. De una manera sibilina se ha utilizado el pedigrí de su significado, conversión a Cristo, para introducir en el discurso eclesiástico una connotación espuria que, necesariamente, tiene sus efectos, entre ellos aceptar el ecologismo (palabra preñada de peligrosos activos políticos y hasta dogmáticos) como parte del pensamiento católico.
Lo mismo sucede con “santidad”, profunda y entrañada vivencia de la Gracia de Dios, a la cual Papafrancisco le asocia una expresión proveniente del análisis marxista: “clase media”. De esta forma, nació para el lenguaje eclesial normalizado la “clase media de la santidad”, locución aparentemente inocua –la media sería la clase social más neutra-, pero que desactiva el significado auténtico, radical, de lo que es ser santo, que nada tiene que ver con la moderación. Y, de paso, blanquea el análisis marxista, con la lucha de clases como aceptable esquema de interpretación de la realidad.
Otra simbiosis perversa la encontramos en la reiterada expresión de corte peyorativo “Iglesia autorreferencial”, intoxicando la misión de la Iglesia y su referencia, con la que se funde, que no es otra que Nuestro Señor Jesucristo, con el que forma su Cuerpo místico. ¿Acaso cree Bergoglio que la Iglesia debe tener otro referente? O la tan difundida locución de “Iglesia en salida”, ligada a la anterior y con la que, subrepticiamente, el usurpador está acusando a la Iglesia anterior a él de haber estado encerrada en sí misma y no fuese su trayectoria la más impresionante y fecunda historia de entrega que han conocido los siglos.
Pero los hallazgos semánticos, estos dardos envenenados vestidos de simpática espontaneidad, proyectan en el oyente idílicas promesas de novedad, igual que el “adórame y todo esto te daré” (Mt 4,9), o, gráficamente hablando, como las imágenes de animales proyectadas en la fachada de la basílica de San Pedro aquella nefanda festividad de la Inmaculada de 2015. Atractivo preciosismo para disfrazar la putridez del Maligno.
Además, Papafrancisco ha adoptado binomios tramposos y tópicos de la sociedad civil, introduciéndolos ponzoñosamente en la Iglesia, como el de “familia tradicional” (Amoris laetitia, num 53), “culturas patriarcales” y “machismo” (AL, 54), “ampliación de la consciencia” y “dilatación del deseo” (AL, 149), “pacto educativo” (https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2019/documents/papa-francesco_20190912_messaggio-patto-educativo.html ), “cultura del encuentro” y “equidad e inclusión social” (Fratelli tutti, num 30 y 31), etc.
Las asociaciones de palabras con intención manipuladora –y, por otra parte, burdamente demagógicas- son incontables: “mística amazónica”, “globalización de la esperanza”, “cultura de muros”…
Algunas de ellas son expresiones posiblemente aceptables en el estercolero de la batalla ideológica, donde prima la retórica mundana y sus trampas, pero nunca en el magisterio de un Papa, cuya autoridad emana de la Palabra eterna que custodia la Tradición. No vale cualquier cosa con la excusa de la actualización del lenguaje y el paulino hacerse a todos, justificación tan manida como luciferina.
Otra técnica clásica de manipulación por medio del lenguaje muy presente en el “efecto Francisco” es la afirmación indirecta mediante la deshonesta negación gratuita.
¿Qué impresión les deja escuchar afirmaciones del estilo “la Iglesia no es una aduana”
(https://cnnespanol.cnn.com/2017/09/09/francisco-la-iglesia-no-es-una-aduana-quiere-las-puertas-abiertas/ ) o “María no es la recadera de Dios” (https://www.famigliacristiana.it/articolo/la-madonna-e-madre-non-postina.aspx )?
No, no es que sean ustedes muy susceptibles, sino que se trata de una vieja treta retórica para desprestigiar al adversario político. Cuando se acusa en negativo de una forma arbitraria, automáticamente, la mente de quien lo escucha se queda con la acusación, porque cuando el río suena, es que agua lleva.
De manera que cuando Papafrancisco dice que “la Iglesia no es una aduana”, en realidad está dejando caer que lo está siendo, que funciona como un despersonalizado paso fronterizo para con las personas que sufren y que ha tenido que llegar él para dejar el paso expedito a quien necesita acogimiento. Y está ridiculizando, según la siguiente declaración citada, a la Virgen Santísima en sus apariciones, en este caso de Medjugorje.
Lo perverso de esta forma de enfangar reside en que sus defensores pueden argumentar mezquinamente que, literalmente, ha negado aquello que la gente ha captado. La cantinela de siempre: el problema es que los medios manipulan sus palabras y que sus enemigos no paran de desprestigiarle, al bueno de Papafrancisco…
Parecida táctica es la que ha usado en varias ocasiones para torpedear el sacerdocio -al de siempre, al ministerial, se sobreentiende, no al moderno rol de dinamizador de comunidades-, asociándolo a una vida frustrada y triste: https://www.europapress.es/sociedad/noticia-papa-sacerdotes-roma-me-preocupa-cuando-dejamos-ver-somos-superiores-separados-resto-pueblo-20230808113646.html .
Si el ‘Papa’ dice que reza para enjugar las lágrimas de amargura de los sacerdotes de Roma, está afirmando que estos viven una existencia pesarosa y que, por lo tanto, el sacerdocio es algo oscuro, sentimental, patógeno, que es preciso reformar, claro. A por el celibato.
En definitiva, resulta evidente que tenemos un señor encaramado en el solio de Pedro bregando para cambiar la identidad católica mediante trampas y artificios del lenguaje, lo cual no encaja en absoluto con la labor que desempeña un Papa. Ya no puede servir, después de once años, el lloriqueo de que son los medios, que tergiversan sus palabras.
¡Despierta de una vez, católico dormido!
Alex Holgado
Acceso a los Capítulos Anteriores:
- Capítulo 1:
LA ABERRACIÓN LLAMADA ‘PAPAFRANCISCO’
- Capítulo 2:
EL RUPTURISMO DE ACEPTAR A ‘PAPAFRANCISCO’.
- Capítulo 3:
LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LENGUAJE.
- Capítulo 4:
LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LEGUAJE (2)
- Capítulo 5:
LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LEGUAJE (3)
- Capítulo 6
LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LENGUAJE (4) – EL GRAN DEMAGOGO ‘PAPAFRANCISCO’
- Capítulo 7
- Capítulo 8
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