LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LENGUAJE (4) – EL GRAN DEMAGOGO ‘PAPAFRANCISCO’ Y SUS RECURSOS NECIOS

 


Propuesta de raciocinio sobre el falso Papa para católicos dormidos (VI)

“En los postreros días vendrán con sus burlas escarnecedores, que viven según sus propias concupiscencias” (2 Pe 3,3)

 

En la postmodernidad la batalla cultural se libra en el lenguaje. Las palabras contienen la realidad y el idioma es su despliegue. Por eso, me atrevo a afirmar que es en el terreno del lenguaje donde el Maligno está tratando de destruir el catolicismo por medio de su siervo más adelantado, el anticrístico Bergoglio.

Como estamos viendo, la vulgarización del lenguaje, la distorsión de los vocablos, la dialéctica soterrada, la manipulación de la semántica léxica, el uso de un lenguaje ambiguo son sus recursos recurrentes. Y lo es también la conocida técnica de la falsa dicotomía o falso dilema.

Esta simple manipulación consiste en plantear dos puntos de vista como únicas opciones posibles. Tan efectiva es esta falacia que sobre ella se cimentó la mayor división de la cristiandad, pues el quisquilloso “aut aut” luterano se sobrepuso al amplio “et et” católico en los territorios anglogermánicos hasta la fecha.
Ahora Papafrancisco trata de dinamitar los dogmas y la fe esencialmente católica con el mismo artificio. Sus barrabasadas han sido antológicas, pero nadie las señala y el pueblo se las traga. Así, por ejemplo, declaró que prefiere a la María de los Evangelios que a la de las apariciones, como si fueran opuestas y excluyentes, desacreditando en el mismísimo Santuario de Fátima a sus mariofanías y tildándolas de subjetivas

(https://www.religionenlibertad.com/papa_francisco/56784/francisco-rechaza-idea-una-maria-que-detiene-brazo.html)

En esta misma línea impostora, contrapuso la “Iglesia accidentada” (a saber, por otra parte, qué entiende él por dicho adjetivo) a una “enferma de encierro” https://radiomaria.org.ar/rm-joven/15453-prefiero-una-iglesia-accidentada/ ).

Aquí, además de aplicar la falsa dicotomía, plantea extremos que rayan la ridiculez intelectual. Nos toma por tontos. No es en absoluto un razonamiento válido, no ya de un Papa a los fieles, sino ni siquiera de una figura pública seria. Es de una demagogia ramplona, diríamos que propia de un agitador comunista.
Y de estas, repetimos, tiene Papafrancisco un historial repleto: amor frente a observancia de los mandamientos, creatividad frente a liturgismo hueco, preocupación por la migración u obsesión por el aborto, elección entre ecofascismo o consumismo, indiferentismo religioso o fanatismo, indigenismo o exclusión, pauperismo o derroche, homosexualismo u homofobia, progresismo o inmovilismo…
En realidad, si profundizamos mínimamente en ello, nos damos cuenta de que, precisamente, la base del llamado “efecto Francisco” es esta, la falacia del falso dilema. Incluyendo la dicotomía de aceptarlo como Papa o quedar fuera de la Iglesia.

Falso. Todo en Papafrancisco es falso y, por lo tanto, nulo. Exploremos ahora esta nulidad y la manera que tiene de tratar de insuflarle vida mediante la ridiculización de lo verdadero.

Decimos que su argumentario es demagógico y populista. De hecho, el mainstream ha comentado mucho el giro radical del lenguaje “papal” que ha traído Papafrancisco, elogiándolo por abajarse para sintonizar con el pueblo, como si este necesitara todavía mayores dosis de profanidad.

 

Porque el magisterio de los papas ha seguido siempre otra pauta, la de elevar al fiel y espiritualizarlo con sublimes palabras sobre el Verbo. Sin embargo, Papafrancisco ha invertido la fórmula: ahora se trata de minimizar, de rebajar y de enlodarse con palabras horizontales, materiales.

Así, se ha pasado de predicar el Evangelio a compartir valores, de ejercitar las virtudes a impulsar la revolución de la ternura, de hablar de pecado a fragilidad, del anunciad a Cristo al hagan lío, de la caridad cristiana a la justicia social, del absoluto de los mandamientos a las simples orientaciones, de la Creación a la casa común, de plenitud espiritual al buen vivir, de religión a cosmovisión, de formarse en la doctrina al emocionalismo…

Y este procedimiento de desacreditación de lo espiritual opacándolo frente a los colorines de las baratijas materiales no está exento, además, de un recurso tan antiguo y simple como eficaz: la burla.
La ridiculización deliberada de lo esencialmente católico es una de las especialidades de Papafrancisco, quien lanza siempre sus dardos sobre las caricaturas que de los creyentes ha fabricado y fabrica el mundo de manera inagotable. Forma en el mismo equipo y aplica su misma táctica.

De esta manera, los fieles que no nos plegamos al bergoglianismo padecemos “Alzheimer espiritual” (https://www.elmundo.es/internacional/2014/12/22/549818efe2704efa658b4581.html ), “balconeamos la vida” (https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-05/5-vocablos-usados-papa-francisco-que-debes-conocer-bergoglismos.html ), desarrollamos la “psicología de la tumba” que nos convierte en “momias de museo” y tenemos “cara de permanente funeral” (Evangelii Gaudium, 10 y 83) o, por qué no, “cara de bacalao” (https://www.eldebate.com/religion/vaticano/20231115/papa-lamenta-haya-cristianos-alegria-cara-bacalao_153816.html ).

La plétora de insultos, que acaba sumándose a la habitual campaña de ataques a los católicos, especialmente a los ‘practicantes’, es interminable: “cristianos con cara de pepinillos en vinagre”, “el señor y la señora quejica”, “malditos criminales”, “obsesos sexuales”, “cristianos que recitan el credo como loros”, “cristianos simuladores y corruptos”…

 

Además, califica de “solteronas” a las monjas, acusa a los religiosos contemplativos de llevar una vida “insana”, llama “lepra del papado” a la jerarquía del Vaticano, acusa de “falsos a los que les gusta blanquear los ojos en un supuesto éxtasis” a los teólogos objetores de su revolución, define como “periodistas que compensan sus propias insatisfacciones mintiendo” a los medios católicos no bergoglianos… Hay para todos.

A los sacerdotes (por supuesto, a los no progresistas) les ha llamado “mariposas vanas”, “idólatras zalameros”, “traficantes”, “pelagianos involucionistas” o “magnates-sacerdotes”, “sacerdotes Google y Wikipedia”, describiendo a algunos seminaristas tradicionales como “pequeños monstruos en potencia”. Un flagelo inagotable.

Sus catilinarias constituyen un rasgo característico del fenómeno Papafrancisco, y el mundo lo celebra, claro, y lo aplaude.

Hasta tal punto se trata de un proceder sistemático que, ya en el primer año del pseudopontificado, se editó un diccionario que recopilaba estas cariñosas dedicatorias a los suyos, The Pope Francis Little Book of Insults (El pequeño libro de insultos del papa Francisco), obra del periodista inglés Laurence England (https://cnnespanol.cnn.com/2014/02/21/opinion-el-libro-de-insultos-del-papa-francisco/ ).

¿Es esta la corrección fraterna propia de un pastor? Y, sobre todo, ¿es este, el del escarnio, el modo de proceder de un Papa?

Y para rematar tamaño desafuero, sermonea después él contra la maledicencia, comparando los insultos con el asesinato. “Es una forma de matar la dignidad de la persona”, ha asegurado hipócritamente (https://religionlavozlibre.blogspot.com/2018/10/fco-y-el-pequeno-libro-de-insultos.html ). Una vez más, por descontado, se trataba de poner en su sitio a los seguidores de Nuestro Señor Jesucristo, que somos de lo peor.

Pero es que también hace mofa de elementos litúrgicos e incluso sagrados. Así, ha pedido a los sacerdotes que dejen de utilizar “el encaje de la abuela” en las vestiduras

(https://enraizadosencristo.wordpress.com/2022/06/10/bergoglio-se-burla-del-arte-liturgico-romano-y-humilla-a-los-sacerdotes-sicilianos/ ).

¿Y qué me dicen de cuando instó cruelmente y entre risas a un monaguillo a separar las manos preguntándole si acaso las tenía pegadas? (https://www.youtube.com/watch?v=GGmSauE50bQ ). ¿O cuando se le acercó un joven y se presentó diciendo “Santo Padre, soy seminarista” y le respondió con chanza “¿y qué culpa tengo yo”? (https://www.youtube.com/watch?v=CoaooSDxyac ).

Más recientemente, hizo una declaración que sintetiza la tergiversación que aplica a la liturgia, oponiéndola, en una falsa dicotomía típica de su estilo manipulador, ¡nada menos que a Dios!: “El Señor no nos ha dejado folletos teológicos ni un manual pastoral para aplicar, sino el Espíritu Santo” (https://www.vidanuevadigital.com/2023/12/06/francisco-alerta-de-un-sentido-mal-entendido-de-la-liturgia-que-se-disfraza-de-fidelidad-a-la-tradicion/ ).

Muy sonado fue, por otra parte, el vídeo de los bruscos gestos de retirada del anillo a quienes se inclinaron a besarlo pensando que estaban ante el Papa y que se hizo viral en medio de un gran escándalo (https://www.elmundo.es/f5/descubre/2019/03/26/5c99dbe521efa00e308b4613.html ). El gesto fue incluso bautizado jocosamente como “la sagrada cobra”, entre el pitorreo general de las redes. ¿Fue este un comportamiento propio de un Papa?

Posteriormente, el Vaticano aseguró con la boca pequeña que se trató de una medida de higiene, para evitar la difusión de gérmenes… Siempre hay una justificación, una excusa, una puntualización. Once años de pretextos.

¿De verdad no es evidente la estafa?

La efervescencia y profusión de este tipo de acciones demuestran que Papafrancisco trabaja por destruir todo gesto de reverencia a lo sacro y en especial al pontificado, un signo identificativo de Lucifer que tiene un significativo ejemplo en la supresión de la dignidad de Vicario de Cristo del Anuario Pontificio, reduciéndolo a un mero “título histórico” (https://infovaticana.com/2020/04/03/desaparece-el-titulo-de-vicario-de-cristo-del-anuario-pontificio/ ).

Pero, a pesar de la gravedad de estos temas, en la encomienda que lleva adelante el “efecto Francisco” se advierte un trasfondo malditista, un actuar atravesado por aquel placer baudelairiano de la belleza del mal (Baudelaire es uno de sus escritores favoritos) que lleva al escarnio del bien.

La burla es un síntoma del pecado elemental del orgullo. Además, el sentimiento principal que hay detrás de la burla es el desprecio. Y despreciar las cosas de Dios es propio de Satanás.

Aducen sus exculpadores –la mayoría, a estas alturas, en nómina de las estructuras eclesiales- que debemos entender su idiosincrasia y hasta se editan diccionarios, como aquel “Diccionario Bergoglio: las palabras clave de un Pontificado”, de Francesc Torralba

(https://www.vidanuevadigital.com/2021/02/19/francesc-torralba-el-alzheimer-espiritual-es-un-termino-que-no-existia-con-benedicto-xvi-o-juan-pablo-ii/ ), con los que se pretende justificar la inadecuada verborrea bergogliana, como si el papado y la Iglesia tuvieran que amoldarse a las travesuras de un malcriado…

De hecho, es característico de los nenes malcriados refocilarse en el mal gusto y la grosería. Y Bergoglio ha utilizado sin recato ni rubor términos como “coprofilia” para acusar a los periodistas desafectos (https://www.abc.es/sociedad/abci-papa-invita-medios-no-caer-aficion-patologica-escandalo-comunicar-cosas-feas-201612071605_noticia.html ). ¿Es propio de un Papa, o de un cristiano, decirle a alguien que es coprófilo?

Pero no. No se trata ‘simplemente’ de salidas de tono (¡de alguien que se supone que es Sumo Pontífice!), sino de la realidad de alguien que está fuera, que nunca ha estado dentro. De un usurpador cuya misión es demoler la Iglesia verdadera y sustituirla por otra cosa.

La estrategia se apoya en el sutil envenenamiento –en ocasiones no tan sutil-, pero requiere asimismo de ocasionales golpes sobre la mesa que animen a los partisanos que vienen operando en la Iglesia desde hace años por el vuelco definitivo. Esto sin entrar a considerar el efecto trascendente de un (falso)Papa blasfemando.

“No existe un Dios católico” (https://buenosaires.gob.ar/noticias/no-existe-un-dios-catolico-existe-dios ), “los homosexuales tienen derecho a tener una familia” (https://www.bbc.com/mundo/noticias-54636643 ), “las mujeres son doblemente pobres” (Fratelli Tutti, num 23), “por las venas de Jesús corre sangre pagana” (https://www.youtube.com/watch?v=zvKTYYhk28g ), “el proselitismo es una solemne tontería” (https://www.lavanguardia.com/internacional/20131001/54388222896/el-papa-el-proselitismo-es-una-solemne-tonteria.html ), “no hay que caer en la trata de novicias” (https://es.aleteia.org/2017/05/27/papa-francisco-trata-de-novicias-un-error-que-no-hay-que-cometer/ ), “Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres” (https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2015/documents/papa-francesco_20151227_omelia-santa-famiglia.html ), “debo pensar en una conversión del papado” (https://www.rtve.es/noticias/20131126/papa-dice-debe-pensar-conversion-del-papado/802520.shtml )…

La lista es inacabable. Prácticamente, cada vez que Bergoglio abre la boca, suelta una blasfemia, una herejía, una irreverencia. O una gotita de veneno apenas perceptible.

¿Hay que acostumbrarse a esto? ¿O más bien hay que levantarse y defender la verdad, una verdad a la que no se ajusta un Papa decididamente anticatólico?

Porque Bergoglio y los poderes que nos han hecho creer que lo han aupado al Trono de San Pedro saben que mienten. Por eso se ven obligados a recurrir al engaño, a la mentira sistemática. Y nuestra obligación es desenmascararlos, pues, de lo contrario, esta situación maléfica prolongará su daño.

“Sabemos que nos mienten. Ellos saben que mienten. Ellos saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten y, sin embargo, siguen mintiendo”, escribió Solzhenitsyn. ¿Hasta cuándo? Hasta que tú, católico dormido, decidas despertar y proclames que Bergoglio no es Papa y la falsedad acabe por deshacerse en su nulidad desvelada.

En el anterior capítulo de esta serie, apuntamos que la gran operación manipulativa que es Papafrancisco tiene un clarísimo distintivo en sus documentos, cuya simple lectura debiera activar nuestras alarmas.
Los documentos (anti)magisteriales de Papafrancisco son auténticos panfletos ideológicos, tanto en su contenido como en su forma, que es lo que aquí analizamos. Textos como Laudato si’ o Querida Amazonía serían perfectamente intercambiables con dossieres de oengés asistenciales, ecologistas o indigenistas de corte neomarxista.

De hecho, las misivas bergoglianas están profusamente trufadas de citas de autores comunistas, feministas o indigenistas, como Ana Varela Tafur, Jorge Vega Márquez, Yana Lucila Lema, Sui Yun o Vinicius de Moraes… ¡hasta a 17 esteticistas del materialismo trae a colación solo en Querida Amazonía! Por otra parte, se apoya continuamente en teorías sociales y económicas izquierdistas o de ambientalismo catastrofista, consagrando con ello términos y conceptos más propios de pasquines extremistas que de textos rubricados en la Santa Sede.

Hasta tal punto es así que Michael Löwy, uno de los principales intelectuales del marxismo actual a escala mundial, considera que Laudato si’ propone una auténtica “alternativa antisistémica y ecosocialista” (https://rebelion.org/la-enciclica-laudato-si-es-una-contribucion-de-extraordinaria-importancia-para-el-desarrollo-a-escala-planetaria-de-una-conciencia-ecologica/ ). Y no se trata esta de una opinión aislada, sino más bien lo contrario. Aunque haya quienes prefieran no enterarse y seguir dormidos.

Por otra parte, el método de trabajo de la sinodalidad (léase asambleísmo soviet), ha favorecido la producción de textos (pseudo)pontificios por acumulación, como si toda propuesta fuera válida per se, sin un mínimo filtrado doctrinal o incluso intelectual. El resultado es desastroso. Los escritos de Papafrancisco semejan más reflexiones de mindfulness o coaching de baratillo que documentos (anti)magisteriales.
Los ejemplos son incontables, pues los documentos bergoglianos forman una espesa trama cada vez más tupida y decadente. Aquí una sucinta muestra:

“Se puede acoger la propuesta de algunos maestros orientales que insisten en ampliar la consciencia, para no quedar presos en una experiencia muy limitada que nos cierre las perspectivas (del placer sexual). Esa ampliación de la consciencia no es la negación o destrucción del deseo sino su dilatación y su perfeccionamiento” (Amoris laetitia, 149).

“Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un ‘nosotros’ que habita la casa común” (Fratelli tutti, 17).

“Hay más sensibilidad ecológica en las poblaciones, aunque no alcanza para modificar los hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y desarrollan. Es lo que sucede, para dar sólo un sencillo ejemplo, con el creciente aumento del uso y de la intensidad de los acondicionadores de aire” o “En este universo, conformado por sistemas abiertos que entran en comunicación unos con otros, podemos descubrir innumerables formas de relación y participación” (Laudato si’, 55 y 79).

Y lo más grave de esta degradación de los textos (anti)magisteriales, insistimos, es que está al servicio de un plan, de una malévola intención de transformación del mensaje que custodia la Iglesia, abriendo una brecha por la que se está colando en tropel el lenguaje/pensamiento anticatólico en una contaminación sin precedentes.

¿Y no constituye esto suficiente indicio o dato relevante para constatar la realidad de un falso pontificado a cargo de un antipapa y para despertar a tanto católico dormido? Pues parece que no. Habrá que insistir.
En los capítulos anteriores, abordamos la estrategia de la reprogramación del pensamiento católico mediante la introducción de palabras comodín, de términos propios de otras disciplinas cargados de ideología. Pero Papafrancisco utiliza otras muchas técnicas de manipulación, como la mutación de significados de términos perfectamente católicos mediante simbiosis.

Porque es cosa sabida por los propagandistas que las palabras cambian su sentido, en parte o en su totalidad, según dónde se ubiquen o según a qué otro término se asocien.

Así, por ejemplo, a la nada sospechosa palabra “conversión”, si se le añade el adjetivo “ecológica”, deviene claramente otro artefacto: “conversión ecológica”. De una manera sibilina se ha utilizado el pedigrí de su significado, conversión a Cristo, para introducir en el discurso eclesiástico una connotación espuria que, necesariamente, tiene sus efectos, entre ellos aceptar el ecologismo (palabra preñada de peligrosos activos políticos y hasta dogmáticos) como parte del pensamiento católico.

Lo mismo sucede con “santidad”, profunda y entrañada vivencia de la Gracia de Dios, a la cual Papafrancisco le asocia una expresión proveniente del análisis marxista: “clase media”. De esta forma, nació para el lenguaje eclesial normalizado la “clase media de la santidad”, locución aparentemente inocua –la media sería la clase social más neutra-, pero que desactiva el significado auténtico, radical, de lo que es ser santo, que nada tiene que ver con la moderación. Y, de paso, blanquea el análisis marxista, con la lucha de clases como aceptable esquema de interpretación de la realidad.

Otra simbiosis perversa la encontramos en la reiterada expresión de corte peyorativo “Iglesia autorreferencial”, intoxicando la misión de la Iglesia y su referencia, con la que se funde, que no es otra que Nuestro Señor Jesucristo, con el que forma su Cuerpo místico. ¿Acaso cree Bergoglio que la Iglesia debe tener otro referente? O la tan difundida locución de “Iglesia en salida”, ligada a la anterior y con la que, subrepticiamente, el usurpador está acusando a la Iglesia anterior a él de haber estado encerrada en sí misma y no fuese su trayectoria la más impresionante y fecunda historia de entrega que han conocido los siglos.

Pero los hallazgos semánticos, estos dardos envenenados vestidos de simpática espontaneidad, proyectan en el oyente idílicas promesas de novedad, igual que el “adórame y todo esto te daré” (Mt 4,9), o, gráficamente hablando, como las imágenes de animales proyectadas en la fachada de la basílica de San Pedro aquella nefanda festividad de la Inmaculada de 2015. Atractivo preciosismo para disfrazar la putridez del Maligno.

Además, Papafrancisco ha adoptado binomios tramposos y tópicos de la sociedad civil, introduciéndolos ponzoñosamente en la Iglesia, como el de “familia tradicional” (Amoris laetitia, num 53), “culturas patriarcales” y “machismo” (AL, 54), “ampliación de la consciencia” y “dilatación del deseo” (AL, 149), “pacto educativo” (https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2019/documents/papa-francesco_20190912_messaggio-patto-educativo.html ), “cultura del encuentro” y “equidad e inclusión social” (Fratelli tutti, num 30 y 31), etc.

Las asociaciones de palabras con intención manipuladora –y, por otra parte, burdamente demagógicas- son incontables: “mística amazónica”, “globalización de la esperanza”, “cultura de muros”…

Algunas de ellas son expresiones posiblemente aceptables en el estercolero de la batalla ideológica, donde prima la retórica mundana y sus trampas, pero nunca en el magisterio de un Papa, cuya autoridad emana de la Palabra eterna que custodia la Tradición. No vale cualquier cosa con la excusa de la actualización del lenguaje y el paulino hacerse a todos, justificación tan manida como luciferina.

Otra técnica clásica de manipulación por medio del lenguaje muy presente en el “efecto Francisco” es la afirmación indirecta mediante la deshonesta negación gratuita.

¿Qué impresión les deja escuchar afirmaciones del estilo “la Iglesia no es una aduana”

(https://cnnespanol.cnn.com/2017/09/09/francisco-la-iglesia-no-es-una-aduana-quiere-las-puertas-abiertas/ ) o “María no es la recadera de Dios” (https://www.famigliacristiana.it/articolo/la-madonna-e-madre-non-postina.aspx )?

No, no es que sean ustedes muy susceptibles, sino que se trata de una vieja treta retórica para desprestigiar al adversario político. Cuando se acusa en negativo de una forma arbitraria, automáticamente, la mente de quien lo escucha se queda con la acusación, porque cuando el río suena, es que agua lleva.

De manera que cuando Papafrancisco dice que “la Iglesia no es una aduana”, en realidad está dejando caer que lo está siendo, que funciona como un despersonalizado paso fronterizo para con las personas que sufren y que ha tenido que llegar él para dejar el paso expedito a quien necesita acogimiento. Y está ridiculizando, según la siguiente declaración citada, a la Virgen Santísima en sus apariciones, en este caso de Medjugorje.

Lo perverso de esta forma de enfangar reside en que sus defensores pueden argumentar mezquinamente que, literalmente, ha negado aquello que la gente ha captado. La cantinela de siempre: el problema es que los medios manipulan sus palabras y que sus enemigos no paran de desprestigiarle, al bueno de Papafrancisco…

Parecida táctica es la que ha usado en varias ocasiones para torpedear el sacerdocio -al de siempre, al ministerial, se sobreentiende, no al moderno rol de dinamizador de comunidades-, asociándolo a una vida frustrada y triste: https://www.europapress.es/sociedad/noticia-papa-sacerdotes-roma-me-preocupa-cuando-dejamos-ver-somos-superiores-separados-resto-pueblo-20230808113646.html .

Si el ‘Papa’ dice que reza para enjugar las lágrimas de amargura de los sacerdotes de Roma, está afirmando que estos viven una existencia pesarosa y que, por lo tanto, el sacerdocio es algo oscuro, sentimental, patógeno, que es preciso reformar, claro. A por el celibato.

En definitiva, resulta evidente que tenemos un señor encaramado en el solio de Pedro bregando para cambiar la identidad católica mediante trampas y artificios del lenguaje, lo cual no encaja en absoluto con la labor que desempeña un Papa. Ya no puede servir, después de once años, el lloriqueo de que son los medios, que tergiversan sus palabras.

¡Despierta de una vez, católico dormido!

Alex Holgado

 

 

Acceso a los Capítulos Anteriores:

  • Capítulo 1:

LA ABERRACIÓN LLAMADA ‘PAPAFRANCISCO’

 

  • Capítulo 2:

EL RUPTURISMO DE ACEPTAR A ‘PAPAFRANCISCO’.

 

  • Capítulo 3:

LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LENGUAJE.

 

  • Capítulo 4:

LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LEGUAJE (2)

 

  • Capítulo 5:

LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LEGUAJE (3)

 

  • Capítulo 6

LA TRAMPA ‘PAPAFRANCISCO’ EN SU LENGUAJE (4) – EL GRAN DEMAGOGO ‘PAPAFRANCISCO’

 Y SUS RECURSOS NECIOS.


  • Capítulo 7
PAPAFRANCISCO Y LA TRAMPA PSICOLÓGICA DEL DOBLE VÍNCULO.

 

  •  Capítulo 8

ABORTO Y PAPAFRANCISCO: CRONOLOGÍA DE UN IGNOMINIOSO BLANQUEAMIENTO.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares