Un pueblo de Castellón busca gestores para evitar el cierre de su bar-restaurante

 

A la izquierda, imagen del interior del bar-restaurante La Palanca. A la derecha, foto de la fachada exterior del local, junto al río. 

Un nuevo municipio del interior de Castellón ve cómo uno de sus servicios esenciales, fundamentales para combatir la despoblación al ser punto de encuentro social, está en peligro. Se trata de Vall de Almonacid, un pueblo del Alto Palancia con cerca de 300 empadronados, cuyo Ayuntamiento ha tenido que mover ficha para no perder uno de sus locales más frecuentados por vecinos y visitantes.

Los actuales gestores del bar-restaurante La Palanca, ubicado junto al río Chico y al lado de la piscina y el polideportivo, se van a final de mes tras varios años al frente del negocio, de manera que, aunque el establecimiento tiene garantizada su apertura hasta mayo, el consistorio ya ha abierto el procedimiento para encontrar un sustituto lo antes posible.

Así lo explica el alcalde, Antonio Cases, que reconoce que no hay tiempo que perder. Durante el tiempo en que este restaurante esté cerrado hasta que den con los nuevos responsables, Vall de Almonacid tiene cubierto el servicio de hostelería porque hay otro bar en el pueblo. Es el que está situado en la plaza, en el centro neurálgico, al que por cercanía suelen acudir más los vecinos a tomarse una consumición.

«Es una especie de terraza con carpa, pero el problema es que no se puede consumir en el interior. Es el sitio al que la gente va a hacerse un café o una cerveza por la tarde, pero para comer o cenar, al tener mejores condiciones en cuanto a equipamiento y espacio, los vecinos suelen ir a La Palanca», desgrana el primer edil.

Otra foto del interior del bar-restaurante La Palanca, en Vall de Almonacid.

El Ayuntamiento acaba de sacar a licitación los pliegos para recibir ofertas de interesados que quieran tomar las riendas del negocio. En un principio, el contrato es para tres años (prorrogable si las dos partes están conformes), con un precio de 3.600 euros al año más IVA, que el alcalde calcula que son «unos 300-350 euros al mes».

Al primer edil le consta que hay «dos o tres familias interesadas», por lo que su objetivo es que «a finales de mayo» pueda volver a estar abierto el restaurante una vez cierre en unas semanas. Ya le han preguntado si el Ayuntamiento puede proporcionar alguna vivienda a los nuevos gestores, pero el problema, como pasa en tantos otros municipios del interior, es que «apenas hay viviendas para alquilar en el pueblo». «El Ayuntamiento no quiere hacer negocio con esto, sino facilitar todo lo que podamos para que La Palanca esté cerrada el menor tiempo posible», comenta.

En este caso, el alcalde afirma que la reapertura será a priori sencilla, porque el local está completamente equipado al estar aún en funcionamiento y no hay que realizar una inversión previa ni tareas especiales en cuanto a limpieza o proveedores. 

David Donaire


BOLSA DE TRABAJO

 


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