Es el punto de encuentro social del pueblo.

El municipio de Cincovillas se queda a partir de hoy sin el único local de hostelería donde los vecinos podían reunirse en verano para hacer frente al calor.

Apenas cinco días después de que el verano diese el pistoletazo de salida, los vecinos de Cincovillas, un pequeño pueblo del municipio madrileño de Puentes Viejas, se han llevado un buen disgusto. Y es que el único bar que tienen en la zona ha cerrado sus puertas justo cuando empieza la temporada con más actividad.

El bar, que está en un local del Ayuntamiento, llevaba años funcionando con normalidad, pero sus actuales responsables tenían que dejarlo este mes de junio porque así lo marcaba su contrato, que se adjudica por concursos públicos cada cierto tiempo.

El problema es que, según denuncian los vecinos, todavía no se ha abierto ningún nuevo proceso para buscar a otra persona que se haga cargo del bar. Un gesto que significa que puede pasar bastante tiempo hasta que vuelva a abrir.

Mientras tanto, el pueblo se queda sin uno de los pocos espacios donde poder juntarse, tomar algo o simplemente pasar el rato, sobre todo en verano, cuando Cincovillas multiplica su población gracias a quienes vienen a pasar las vacaciones o a ver a la familia.

"Los vecinos somos los que hemos organizado esto porque nos ha pillado a todos un poco de sopetón, de venir a tomar unas cañas y nos han dicho: mañana ya no abrimos más", contaba una vecina a Telemadrid.

El pueblo no tiene lugares de ocio.

Muchos expresan su enfado por cómo se ha gestionado todo y creen que el Ayuntamiento debería haber permitido que el bar siguiera abierto hasta encontrar un nuevo responsable, al menos en la temporada de verano.

Una temporada que se complica aún más porque la piscina municipal, otro de los pocos servicios que hay en el pueblo, también está cerrada por obras.

Así que, sin bar y sin piscina, los vecinos no tienen dónde reunirse para evadirse del calor. "Ahora en verano, en la tierra de la libertad sin cañas ni bar nos quedamos", bromeaba esta vecina con resignación.

"Nos dejan sin el único sitio de reunión que tenemos en verano, cuando aquí triplicamos la población", explica otro vecino de los que suelen reunirse en el local.

Y es que este conocido bar no era solo el lugar donde tomar algo, era un lugar de encuentro y distracción para todas las edades.

"Es un problema gordo porque es un pueblo pequeño, y lo único que tenemos aquí hoy en día es el bar, tanto para reunirnos los mayores como la juventud que hay aquí", comentaba otro señor del pueblo.

Ahora, parece que la única alternativa es desplazarse a otro bar que está a tres kilómetros de distancia, una opción algo complicada sobre todo para las personas mayores o quienes no tienen coche.

Por eso, los vecinos insisten en que no van a dejarlo pasar y piden al Ayuntamiento que reaccione, buscándoles cuanto antes una solución que les permita poder disfrutar algo más del verano.

Sara Carrasco