General Nelson Miles and other soldiers on horseback, Puerto Rico
La columna del general Schwan intentó abrirse paso, pero no pudo. La artillería española abrió fuego con precisión obligando a los norteamericanos a replegarse
Puerto Rico había sido, desde el siglo XVI, uno de los bastiones estratégicos de la Monarquía Hispánica. Su puerto fue refugio y escala para la famosa Flota de Indias, y un punto de defensa contra corsarios y piratas ingleses y holandeses.
400 años después en la isla se seguía hablando español, su población seguía siendo española y la estética del viejo San Juan recordaba al visitante que estaba pisando suelo nacional. Sin embargo, el desastre de 1898 convirtió a Puerto Rico en parte del nuevo imperio norteamericano que empezaba a expandir sus dominios por el mundo.
En el verano de 1898 la guerra entre España y Estados Unidos estaba ya en una situación complicada para el país europeo. Puerto Rico siempre había permanecido leal a la corona española, en un contexto de independencia de los antiguos virreinatos españoles. Esa fidelidad puertorriqueña, tan antigua como las primeras naos que llevaron a Ponce de León a la isla boricua, no impidió que los norteamericanos se hicieran con el poder.
Hacía pocos años que el gobierno de España había otorgado a Puerto Rico la Carta Autonómica, una serie de concesiones de autogobierno, pero la isla se enfrentaba a un problema mucho mayor: la guerra contra los norteamericanos. El 25 de julio de 1898, una flota al mando del general Nelson A. Miles desembarcó en Guánica con 3.300 efectivos. La guarnición española, bajo el mando del general Manuel Macías y del coronel Rafael Martínez Illescas, no contaban con tropas de refuerzo, pero hicieron frente a la invasión.
La defensa de Aibonito y Asomante
Uno de los primeros focos de resistencia fue en Yauco y otros puntos de la isla. Pero los norteamericanos avanzaban rápido. Las tropas españolas retrocedieron hacia el interior para fortalecer las defensas, donde esperaban que la geografía les diera una cierta ventaja. Mientras, la columna norteamericana avanzaba hacia Mayagüez y Ponce.
En este contexto de movimientos, las tropas españolas prepararon una defensa en Aibonito, zona montañosa repleta de desfiladeros que facilitaban la defensa. El objetivo era impedir que los norteamericanos cruzasen el paso Asomante, un paso estratégico que controlaba la ruta de entrada a Cayey y a San Juan.
El coronel Illescas colocó baterías de artillería y ubicó a sus hombres y a las compañías de voluntarios puertorriqueños –es decir, españoles nacidos en la isla. El 9 de agosto, la columna del general Schwan intentó abrirse paso, pero no pudo. La artillería española abrió fuego con precisión obligando a los norteamericanos a replegarse.
Esta defensa heroica duró unas cuantas horas, pero esta breve resistencia era ya una quimera, «la campaña de Puerto Rico fue breve y estuvo marcada por la certeza de que la guerra se decidiría en Washington y París», según escribe el famoso escritor Carlos Canales en su libro La última campaña: Cuba, Puerto Rico y Filipinas frente a Estados Unidos.
La guerra, en efecto, no se decidiría en los combates de la isla, sino en las negociaciones entre Madrid y Washington. El 12 de agosto, mientras todavía salía humo de los cañones españoles de San Juan, el gobierno de Sagasta firmó un armisticio que incluía la cesión de la isla, y que se ratificó en diciembre de 1898 con la firma del Tratado de París, en el que se entregaba Puerto Rico, Cuba, Filipinas y Guam a los norteamericanos.
El contingente español en la isla no pudo hacer más que acatar la orden y rendir la plaza. El 18 de octubre de 1898 se celebró el acto de cesión. «La transferencia de soberanía se hizo sin ceremonia, el dominio español acabó bajo un silencio casi total», escribió José Trías Monge en su obra Puerto Rico: The Trials of the Oldest Colony.
La bandera estadounidense sustituyó a la española y el Tratado de París rubricó la entrega definitiva de esa isla que llevaba casi 400 años siendo española, junto a otros territorios españoles de ultramar como Filipinas o Guam.
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