El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Hay una pregunta que sobrevuela últimamente el debate público español: ¿el presidente del Gobierno está perdiendo influencia en la escena política europea e internacional? "Preocupa la posición anti Trump del presidente Sánchez" afirma The Economist que se ha hecho eco de esta pregunta en su última edición.
La respuesta parece contradictoria, pero no lo es: en Madrid Sánchez gobierna enredado en equilibrios frágiles y negociaciones largas. En Bruselas, en cambio, se le percibe como un hombre necesario. La continuidad de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea depende, en gran parte, de él.
"Sin Pedro Sánchez, la presidenta Von der Leyen tendría que elegir entre dimitir o coaligarse con la extrema derecha"
Lo comprobé en persona la semana pasada asistiendo al debate del estado de la Unión Europea en Estrasburgo (SOTEU) y en conversación informal con varios comisarios y eurodiputados. Uno de los comentarios más repetidos era que sin Pedro Sánchez, la presidenta Von der Leyen tendría que elegir entre dimitir o coaligarse con la extrema derecha. Una advertencia y también una constatación del nuevo mapa de poder europeo.
"Si estos señores quieren, pueden hacer caer la Comisión Von der Leyen", me dijo un eurodiputado del Partido Popular Europeo, señalando a un miembro de los socialdemócratas. El eurodiputado socialdemócrata contestó: "Si perdemos más gobiernos no tendremos incentivos para seguir apoyando a la Comisión".
Weber contra Sánchez y una mayoría muy frágil
La escena más nítida se vivió en el Pleno de Estrasburgo. Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo, eligió su discurso en el SOTEU para atacar frontalmente, de nuevo, a Pedro Sánchez: "La primera ministra Frederiksen, líder socialista, se presentó aquí en julio y expuso la agenda de la Presidencia danesa. Habló de competitividad, de detener la migración ilegal y de seguridad, pilares fundamentales. Nos pidió que fuéramos firmes en la reducción de la burocracia en materia de migración. Debo decir que hay dos caras de la realidad socialista: están los socialistas de Sánchez y están los socialistas de Frederiksen en la Europa actual. Y espero que la realidad política española no se extienda por Europa".
Weber, en unas palabras muy calculadas, presentó a Pedro Sánchez como ejemplo de los riesgos políticos que, a su juicio, amenazan a Europa. Para Weber hay unos socialistas buenos y unos malos.
El mensaje tenía doble dirección. A Ursula von der Leyen le recordaba que su Comisión se mantiene en pie gracias a los socialistas españoles. Y a la Eurocámara le enviaba la señal de que el Partido Popular Europeo no piensa regalarle la iniciativa. ¿Quiere Weber ser el líder de una mayoría europea con el PPE como fuerza mayoritaria que incluya a los socialistas daneses, al grupo de Meloni, pasando también, en ocasiones, por el apoyo de Abascal?
La paradoja es que, al usar a Sánchez como diana, Weber admite su importancia en el tablero comunitario. Lo sitúa como la cara de un bloque parlamentario sin el cual la presidenta de la Comisión tiene mucho más difícil sostenerse.
"Sin el voto disciplinado de los socialistas españoles, Von der Leyen no puede garantizar la continuidad de la Comisión. El presidente español posee un poder de veto implícito"
Los números son tozudos. La mayoría clásica entre populares y socialdemócratas a la que se han ido sumando liberales y verdes se encuentra en su momento definitivo me decían los eurodiputados Adrián Vázquez (PPE), Hana Jalloul (S&D) y Javi López (S&D) en una conversación que mantuvimos in situ cuando finalizó el discurso de Von der Leyen.
Cada voto cuenta. Y entre los que cuentan, los del PSOE son determinantes. La conclusión es simple: sin el voto disciplinado de los socialistas españoles, Von der Leyen no puede garantizar la continuidad de la Comisión. El presidente español posee, por tanto, un poder de veto implícito. Y lo ejerce con la discreción de quien sabe que una sola amenaza de retirada basta para mover equilibrios en Bruselas.
El contraste español
Aquí emerge la paradoja. En Madrid, Pedro Sánchez sobrevive a diario con socios díscolos, una oposición en tromba, un Congreso dividido y el cerco judicial. En Bruselas, en cambio, el mismo político aparece como garante de estabilidad. Un presidente con poder para sostener la arquitectura institucional de la Unión.
"El 'factor Feijóo' preocupa en Bruselas. Si llegara a La Moncloa con el apoyo de Vox el equilibrio europeo se alteraría de raíz"
Pero hay un escenario que preocupa en Bruselas: el "factor Feijóo". Un cambio de ciclo en España. Si Alberto Núñez Feijóo llega a La Moncloa con el apoyo de Vox el equilibrio se alteraría de raíz. Atención porque ya hay encuestas que señalan que el PSOE podría ganar las elecciones pero que el PP, en segundo lugar, podría sumar con Vox para formar gobierno.
El PSOE dejaría de ser partido de gobierno y sus eurodiputados tendrían menos incentivos para sostener a Ursula von der Leyen. Apoyar a la presidenta de la Comisión dejaría de ser prioridad si la derecha española, en alianza con la derecha radical, gobernara en Madrid y se alineara con el PP europeo.
En ese escenario, la Comisión quedaría atrapada entre dos fuegos: por un lado, los conservadores presionando para endurecer la agenda; por otro, los socialdemócratas debilitados en España retirando su respaldo tácito. El margen de maniobra de Von der Leyen sería mínimo.
Por eso el "escenario Feijóo" no es solo un asunto interno español, es una variable europea con implicaciones directas para el futuro de la Comisión. Es responsabilidad del PP y del PSOE ejercer de estabilizadores del proyecto europeo ante los extremos, a partir de un liderazgo español común. El entendimiento entre las dos grandes familias políticas españolas es necesario porque, en este momento, nuestro país tiene la gran oportunidad de liderar un proyecto netamente proeuropeo.
Von der Leyen en equilibrio: entre Madrid y Bruselas
Ursula von der Leyen vive atrapada en una pinza. Si pierde el apoyo socialdemócrata, solo le queda acercarse a la extrema derecha. Pero esa opción erosionaría su legitimidad y abriría una crisis institucional.
Pedro Sanchez y Von der Leyen lo saben. Y Weber también. Por eso lo señaló en Estrasburgo. Por eso la Comisión lo mima en Bruselas. Y por eso, en este ciclo político, España es más influyente de lo que parece.
"En los despachos de Bruselas, concretamente en el despacho del super jefe de gabinete Bjoern Seibert, la ecuación es clara"
En los despachos de Bruselas, concretamente en el despacho del super jefe de gabinete Bjoern Seibert, la ecuación es clara: Von der Leyen sin Sánchez es Von der Leyen con Vox, Meloni, Orbán y, veremos, si Le Pen. Y ese es un precio que muchos no están dispuestos a pagar. Por cierto, atención a Francia que si Lecornu no aprueba los presupuestos en diciembre Macron podría dimitir o tener un primer ministro de Le Pen que haría añicos el domain réservé del presidente de la República en materia de relaciones europeas, exteriores y de defensa. Además, la misma lógica que sostengo en este artículo me llevaría a afirmar que una de estas dos situaciones en Francia también podrían debilitar a Von der Leyen.
La política europea siempre ha sido un juego de dependencias cruzadas. Esta vez, la paradoja española la encarna Pedro Sánchez (y también Feijóo): presidente cuestionado en Madrid, figura decisiva en Bruselas.

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