Preparativos ante un ataque nuclear para combatir los efectos de la radiación

Que hacer en las primeras 24h después de un ataque nuclear

 Nplate, también conocido como romiplostim, se usa para tratar el recuento bajo de plaquetas en la sangre, y tuvo la aprobación para que el medicamento se use como tratamiento para las personas expuestas de forma aguda a la radiación.

Algunos países europeos, como Polonia, han decidido distribuir pastillas de yodo gratuitas. Estas pastillas sirven para bloquear la glándula tiroides en situaciones de exposición o absorción de yodo malo y radiactivo, propio de desastres nucleares.

Así es la aterradora simulación de un ataque nuclear de Rusia que acabaría con 34 millones de vidas en menos de cinco horas

 En una nueva escalada en la tensión entre Ucrania y Rusia, un simulador ha mostrado cómo sería un ataque nuclear de Rusia contra su país vecino. Serían 34 millones de personas las que morirían en menos de cinco horas.

 Se le conoce como 'Plan A' y es una simulación de cuatro minutos, cuyo objetivo es mostrar las consecuencias de un ataque nuclear que daría pie al inicio de las hostilidades entre Rusia y la OTAN.

Dejaría otros 55,9 millones de heridos

Fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Princeton asociados con el Programa de Ciencia y Seguridad Global (SGS). El Dr. Alex Glaser, uno de los creadores, explicó en Newsweek: "Hasta donde se puede decir, esta es la crisis más grave con una dimensión nuclear potencial que involucra a Rusia y los Estados Unidos/OTAN desde el final de la Guerra Fría, incluso si el riesgo de una guerra nuclear todavía se considera 'pequeño', como argumentarían muchos analistas".

"Una crisis como la que enfrentamos actualmente a menudo resulta en falta de comunicación entre las partes, exacerbada por el hecho de que quedan muy pocas líneas activas de comunicación entre Rusia y EE. UU./OTAN", añadió.
 
 El modelo, basado en datos realistas sobre posturas de fuerza nuclear, objetivos y estimaciones de causalidad, predice que 34,1 millones de personas morirían en cuestión de horas. Además, el ataque dejaría otros 55,9 millones de heridos, cifras que no incluyen las muertes posteriores por lluvia radiactiva nuclear y otros efectos.
 

Cómo se produciría el ataque nuclear

Rusia mandaría primero una advertencia desde una base cerca de Kaliningrado, en el Mar Negro, para detener un avance de Estados Unidos y la OTAN, antes de que tomen represalias con un solo ataque aéreo táctico. Luego, Rusia enviaría 300 ojivas explosivas, transportadas por aviones o misiles de corto alcance, hacia las bases de la OTAN y las tropas que avanzan en Europa.

La alianza militar internacional respondería entonces con alrededor de 180 armas nucleares transportadas por aviones. En esta etapa, se espera que las víctimas lleguen a alrededor de 2,6 millones de personas en un período de tres horas y Europa quede esencialmente destruida.

A continuación, la OTAN actúa desde los Estados Unidos y las flotas de submarinos nucleares, lanzando un ataque nuclear estratégico de unas 600 ojivas. El modelo proyecta 3,4 millones de bajas de esta fase de la guerra, que duraría solo 45 minutos.

¿Qué hacer si cayese una bomba atómica cerca de tu ciudad? Este es el protocolo de los expertos en caso de un impacto nuclear

 Destello atómico, lluvia ácida... Una guía establece los pasos a seguir en caso de guerra nuclear.

La guerra de Ucrania, la invasión rusa de aquel país, ha amplificado el ruido nuclear... el miedo nuclear. A lo largo de estos meses Putin ha sugerido en más de una ocasión la posibilidad de usar armas nucleares y no sólo contra territorio ucraniano. Rusia ha llegado a advertir que una hipotética entrada de Ucrania en la OTAN provocaría la Tercera Guerra Mundial.

La amenaza parece real y en los Estados Unidos ya hay gente preparándose para uno de los más devastadores efectos de una guerra nuclear: la temida lluvia ácida. Y por si no fuera bastante, está Corea del Norte, que el pasado jueves 13 lanzó otro misil al mar de Japón, el noveno en 20 días.

 En resumen, la probabilidad de que ocurra un incidente nuclear, un ataque nuclear y en consecuencia una explosión nuclear, es hoy mayor que hace un año.

Y si realmente ocurre, ¿qué podemos hacer? Seguramente en Corea del Sur, en Japón, en Estados Unidos, ahora en Ucrania, lo tengan claro. España, en principio, no es un objetivo nuclear importante; y sin embargo, pertenece a la OTAN y en consecuencia está en el bando de la alianza atlántica. Este jueves, Putin amenazó a los países de la OTAN diciendo que si comenzaban a entrenar a soldados ucranianos, se convertían en parte del conflicto.

Agencia para Emergencias de EE UU

Pero en nuestro país aún no hemos desarrollado un protocolo para el caso de una explosión de este tipo (si los hay en caso de accidente en una central nuclear).

En cambio, EE UU -como potencia nuclear que es- es un país muy preparado para la posibilidad de una explosión nuclear. De prepararse y responder a las catástrofes -también las nucleares- se ocupa la Federal Emergency Management Agency (FEMA), una agencia con 20.000 empleados y que tiene publicada una guía para que los ciudadanos y los servicios de emergencia enfrenten un impacto nuclear. El documento ha sido actualizado en mayo pasado.

Puede mantener a su familia segura si sabe qué hacer y está preparado para enfrentar esta situación", dice optimista la FEMA

"Las explosiones nucleares pueden causar una cantidad importante de daños y víctimas debido a la onda expansiva, el calor y la radiación. Sin embargo, usted puede mantener a su familia segura si sabe qué hacer y está preparado para enfrentar esta situación si ocurriera", asegura la FEMA a la hora de hacer sus recomendaciones.

Simulación de los efectos de una bomba nuclear de 300 kilotones en Madrid.
Simulación de los efectos de una bomba nuclear de 300 kilotones en Madrid

Si recibimos la advertencia de un ataque inminente, hay que ponerse a resguardo en el interior del edificio más cercano y lejos de las ventanas. Eso nos dará alguna protección contra la explosión, el calor y la radiación de la detonación, explica esta agencia estadounidense.

Claro que una explosión nuclear nos puede "atacar" de al menos seis maneras:

  • Destello luminoso: que puede causar ceguera temporal
  • Onda de choque: puede causar muertes, lesiones y daños a las estructuras a varias millas de la explosión.
  • Radiación: puede dañar las células del cuerpo. Las exposiciones prolongadas pueden producir enfermedades por radiación.
  • Incendios y calor: pueden producir muertes, quemaduras y daños a las estructuras en un radio de varias millas.
  • Lluvia radiactiva: se trata de la caída de polvo y partículas radiactivas visibles que pueden causar enfermedades a las personas que se encuentren al exterior.

El peligro de la lluvia ácida

La lluvia ácida es más peligrosa en las primeras horas después de la detonación, cuando emite los niveles más altos de radiación. Su intensidad irá disminuyendo con los minutos. De modo que hay que dar tiempo para que la lluvia radiactiva se deposite en el suelo. Eso supondrá, explica la FEMA, más de 15 minutos en las áreas exteriores al centro de la explosión.

Según sus técnicos, este tiempo es suficiente para poder impedir la exposición a la radiación, siempre que sigamos estos pasos:

Buscar refugio

Hay que meterse en el edificio más cercano para evitar la radiación. Las edificaciones de ladrillo o cemento son las mejores. Mejor en el sótano o en un piso de la parte central. Hay que mantenerse alejado del techo y las paredes exteriores.

Permanecer en un interior

Seguir en el refugio durante 24 horas, a menos que las autoridades locales nos digan otra cosa. La familia, mascotas incluidas, debe quedarse donde esté protegida bajo techo.

Para abandonar nuestro refugio hay que dar tiempo a que la lluvia radiactiva se deposite en el suelo

Mantenerse informado

Se recomienda sintonizar los medios de comunicación disponibles para recibir información oficial, como por ejemplo, cuándo se puede salir y a qué lugar hay que dirigirse. Es muy posible que los servicios de telefonía móvil, internet y televisión se interrumpan o no estén disponibles. En ese sentido, las radios a pilas o a manivela funcionarán después de una detonación nuclear.

Qué hacer cuando pasan las horas

Pero, ¿qué ocurre si la explosión nos pilla fuera de un núcleo urbano? La FEMA recomienda protegerse detrás de cualquier cosa que pueda ofrecer protección (¿?). Hay que acostarse boca abajo para proteger la piel del calor y de escombros voladores.

Si estamos dentro de un coche, debemos detenernos y agacharse dentro del vehículo. Cuando haya pasado la onda expansiva, debemos meternos en el refugio más cercano para protegernos de la lluvia radiactiva. Según esta agencia de EE UU, para ello tendremos unos 10 minutos.

Pero comienzan a pasar las horas. Tal vez hayamos sobrevivido al primer momento, a las primeras 24 horas. Y ahora, ¿cómo seguir actuando?

La FEMA recomienda identificar sitios de refugio y los lugares adecuados para buscar protección en caso de una nueva detonación. El exterior, los vehículos y las casas móviles no son un refugio adecuado. Hay que hacerse con un kit de suministros de emergencia para cada lugar que se frecuente y en los que tal vez haya que pasar 24 horas seguidas. Debería incluir agua, alimentos empaquetados, medicamentos de emergencia, una radio a pilas o manivela para obtener información, una linterna y pilas extras.

Limpiarse de la lluvia radiactiva

Si estuvimos expuestos en el exterior a la lluvia radiactiva, la agencia estadounidense recomienda quitarse la capa externa de ropa -que estará contaminada- para eliminar las partículas de lluvia radiactiva y la radiación de su cuerpo. Hay que ducharse o lavarse con agua y jabón para eliminar las partículas de lluvia radiactiva de cualquier parte no cubierta de la piel y el cabello. Si no podemos lavarnos podemos usar una toalla o un paño húmedo.

Hay que mantenerse informado para poder recibir las instrucciones actualizadas que den las autoridades

Del mismo modo, limpiaremos a cualquier mascota que haya estado fuera tras la lluvia radiactiva. Hay que cepillar suavemente la piel del animal para eliminar las partículas de lluvia radiactiva y, si fuera posible, bañarlo con agua y jabón.

Hay que mantenerse informado para recibir instrucciones actualizadas de las autoridades. Si se recomienda evacuar, explica la FEMA, hay que tomar nota de la información sobre rutas, refugios y procedimientos.

En esas horas de vida a resguardo es seguro consumir alimentos o bebidas envasados, o productos que hayan estado guardados en el edificio con anterioridad. En cambio, hay que descartar los alimentos o líquidos que hayan estado en el exterior destapados (podrían estar contaminados por la lluvia radiactiva).

Si hay alguien enfermo o lesionado, la agencia recomienda escuchar las instrucciones sobre cómo y dónde recibir atención médica cuando las autoridades indiquen que ya es seguro salir del refugio.

¿Cómo serían las consecuencias de un ataque nuclear? Así serían los primeros minutos

El miedo a una guerra nuclear está nuevamente alimentado desde que los carros de combate de Putin invadieron Ucrania. Es real el miedo a que la escalada bélica lleve -como ha amenazado el presidente ruso en más de una ocasión- al uso de armas nucleares.

Así, hemos visto cómo se ha difundido en redes sociales un vídeo que muestra cómo sería una explosión nuclear según una recreación con realidad virtual.

Entremos en detalle. ¿Cómo serían los primeros instantes tras una detonación nuclear? ¿De qué manera irían transcurriendo los minutos, las horas y, por tanto, el riesgo?

Para descubrirlo seguimos el relato de la guía redactada por la Federal Emergency Management Agency (FEMA), la agencia del Gobierno de Estados Unidos dedicada a las emergencias y también a una de tipo nuclear. El contexto es el de una ciudad (norteamericana en este caso) que sufre un impacto nuclear y nosotros somos parte del cuerpo de bomberos.

Minuto 0

Vamos en coche por una calle de la ciudad cuando el misil con ojiva nuclear explota. El destello nos ciega por completo. El campo de visión es blanco brillante. Frenamos. El coche se tambalea. Sentimos que nos arden las manos, el cuello y la cara. Nos agachamos instintivamente bajo el salpicadero. Recuperamos la visión y escuchamos un ruido abrumador. Las ventanillas se rompen y el coche da bandazos.

Los primeros segundos de la explosión son los más críticos. La bola de fuego causada por la detonación nuclear se expande a su máximo; el pulso térmico causa incendios y destrucción en los alrededores. La potente onda expansiva sobrepasa el primer kilómetro en pocos segundos. En el área del epicentro de la explosión no hay supervivientes, ni siquiera un edificio en pie.

Se estima que una explosión nuclear de mil kilotones podría producir quemaduras de tercer grado a hasta 8 km de distancia; quemaduras de segundo grado, a hasta 9 km de distancia; y quemaduras de primer grado a hasta 11 km de distancia.

Tara Drozdenko, directora de la Unión de Científicos Conscientes, calcula que en una ciudad de unos 700.000 habitantes, una sola detonación nuclear mataría a unas 300.000 personas y dejaría malheridas a otras tantas.

Minuto 1

Recuperamos la visión y el oído. Estamos confundidos: el coche no está en llamas, pero hemos sentido que se nos quemaba la cara. Intentamos llamar pero nuestro móvil no da señal: no hay red ni cobertura.

Minuto 2

En un edificio de oficinas, todo tiembla y los cristales de las ventanas se rompen. Las luces parpadean, los televisores se quedan sin sonido y las radios se callan. Se va la luz. Entran en funcionamiento los generadores de emergencia, pero el pulso electromagnético generado por la detonación nuclear ha dejado inservibles la mayoría de los dispositivos. Al mirar por la ventana vemos una enorme columna de humo que se elevaba sobre el horizonte de la ciudad. Desde la altura se observan atascos y accidentes. Las carreteras están intransitables.

Minuto 3

Una gran nube se cierne sobre el centro de la ciudad. Es de color rojo, negro y marrón, pero distinta de la columna de humo de un incendio. Intentamos hablar por la radio de bomberos. No funciona. La reiniciamos. Finalmente, al otro lado alguien nos escucha. "Suponemos que se trata de una detonación nuclear y actuamos de acuerdo con nuestro protocolo". nos dicen.

Eso significa que nos refugiaremos en la estación, controlaremos los niveles de radiación con nuestro equipo de detección, evitaremos las operaciones al aire libre durante varios minutos y cada media hora contactaremos con la coordinación de emergencias.

Minuto 4

Los riesgos inmediatos de la explosión nuclear son la lluvia radiactiva y el fuego. La mejor protección contra esa lluvia es refugiarse, pero la mejor estrategia para la evolución de los incendios es la evacuación. Una nube blanca en la parte superior nos indicará una lluvia radiactiva mínima, pero una nube oscura -como la que hemos visto- significa niveles de lluvia radiactiva significativos.

Minuto 5

Nuestro jefe de bomberos no puede contactar con sus superiores. Toma la decisión de distribuir inmediatamente un aviso de refugio a todos los teléfonos móviles, radios y emisoras de noticias en un radio de 80 kilómetros. Para ello utilizamos la red de la FEMA (sería la de Protección Civil en España) y el servicio de comunicación de emergencias de la ciudad.

"Este es un mensaje de la Agencia de Gestión de Emergencias. Se ha producido una explosión nuclear. Para protegerse a sí mismo y a su familia, métase en un interior, permanezca dentro y esté atento a más información. Diríjase al nivel más bajo/la parte más interior del edificio si es posible. Siga las instrucciones de los funcionarios: esto puede salvar su vida", dice el texto.

Minuto 10

A 80 kilómetros de la ciudad, un responsable de emergencias recibe el mensaje y también la confirmación de que ha sido un ataque nuclear. Comienza a movilizar a su personal. Manda un mensaje de texto: "Ha ocurrido una explosión nuclear. Si se encuentra en un radio de 80 km, métase en un sótano o sala central de cualquier edificio cercano. Quédese dentro y permanezca en sintonía para más información. No abandone su refugio a menos que los funcionarios den otras instrucciones o su refugio esté amenazado por el fuego o el colapso".

Minuto 180

Puesto que la infraestructura de comunicación está limitada en la zona de la explosión, el servicio de emergencias obtiene información con radios. Eso se limita a parques de bomberos, comisarías de policía y hospitales. Así obtienen informes sobre el número de víctimas, los daños causados por las explosiones, los incendios y los índices de exposición a la radiación.

Según pasan los minutos, queda claro que los daños más graves se han producido en una zona de aproximadamente un kilómetro de ancho alrededor del centro de la ciudad. Allí no hay supervivientes. No tenemos información en un radio de casi un kilómetro.

Minuto 200

Al cuartel de bomberos llegan personas heridas, en su mayoría con lesiones que no ponen en peligro la vida, como cortes y contusiones. Personal médico establece un triaje y traslada a los heridos graves a hospitales.

Las lecturas de radiación en el exterior siguen altas, pero muy por debajo de los límites que requerirían que siguiéramos a refugio. Parte del equipo de bomberos se traslada hacia la zona más afectada por a lluvia radiactiva. Finalmente, la carretera se vuelve intransitable. Establecemos líneas de defensa y un corredor de evacuación.

Al movernos hacia el centro de la ciudad la radiación se acerca ya a niveles peligrosos. Más allá no habrá seguridad. Además, la posibilidad de supervivientes es casi nula. Alrededor, edificios en llamas, seguramente con personas refugiadas y muchos heridos. No tenemos tiempo ni recursos para llevar a cabo operaciones de búsqueda y rescate casa por casa. Emitimos un mensaje a viva voz: "Esta zona no es segura y deben evacuar".

Minuto 240

Cuatro horas después de la detonación nuclear, las autoridades establecen una instalación operativa en un centro de convenciones fuera de la ciudad. Los distintos organismos aportan y comparten toda la información.

Se decide no actuar en la zona del epicentro de la explosión. Se sigue instando a los equipos de respuesta y a la población para que sigan refugiados si se encuentra en zonas en las que los niveles de radiación sean peligrosos o cerca de ellas.

Las carreteras siguen bloqueadas y no hay electricidad en toda la región. Así que el restablecimiento de las infraestructuras críticas es la prioridad inmediata. Durante las siguientes 72 horas, llegará una cantidad considerable de recursos del resto del país para apoyar a la ciudad afectada por el ataque nuclear.

El hongo nuclear, la imagen más terrible

Una nube de hongo u hongo nuclear es la que se forma por la explosión nuclear con humo, llamas o escombros. Tras la detonación, la bola de fuego se eleva en el aire, regida por los mismos principios que los globos aerostáticos.

Cuando la detonación es suficientemente baja las corrientes de aire succionan también polvo y escombros del suelo, formando el tallo de la nube de hongo. Las cabezas de las nubes consisten en partículas altamente radiactivas y otros productos de la fisión. Las nubes de hongo a menudo están acompañadas de nubes de vapor efímeras.

Las consecuencias de una bomba nuclear dependen no sólo de su potencia sino también de la forma en que se detona. Si el arma impacta en tierra, la explosión produce más lluvia radiactiva al arrojar tierra y otros materiales a la atmósfera. Pero detonada en el aire la zona de destrucción sería mucho mayor, además de que podría mandar materiales radiactivos a una altura en la atmósfera de hasta 80 kilómetros.

¿Qué probalidades tenemos de sobrevivir a una explosión de este tipo? AsapSCIENCE lo ha analizado para el caso de la explosión de una muy modesta bomba nuclear de sólo un megatón (80 veces más potente que la de Hiroshima).

Según este estudio, del que se hace eco Science Alert, quienes estuvieran a 8 kilómetros de distancia podrían sufrir quemaduras de tercer grado, pudiendo llegar a causar la muerte si estas afectan a más del 24% del cuerpo.

Hasta los 11 kilómetros, podrían sufrir quemaduras más leves. A las personas que estuvieran en un radio de 21 kilómetros a la redonda les afectaría la ceguera repentina. La luz de la detonación alcanzaría 85 kilómetros.

Además, generaría una onda expansiva que produciría 180 toneladas métricas de fuerza en los primeros 6 kilómetros y la velocidad del viento podría alcanzar los 756 km/h, pudiendo aplastar objetos y derribar edificios.

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