Cardenales, ¿qué pasará con el cónclave? tras la muerte del pseudopapa Francisco?

 


Estimados cardenales:
Lo esencial es que se den cuenta de que su nombramiento por parte de un papa ilegítimo es inválido. Con la declaración Fiducia supplicans, se han dejado transformar en la anti-Iglesia de Bergoglio con su camino sinodal LGTBQ. Esto no tiene nada que ver con la doctrina católica ni con la Iglesia católica.

Bergoglio se ha excomulgado a sí mismo repetidas veces de la Iglesia católica por sus herejías públicas, y dado que ya no es su miembro, tampoco puede ser su cabeza. El cardenal san Roberto Belarmino lo declara así, de acuerdo con toda la tradición católica. Según las enseñanzas de las Escrituras (Ga 1, 8-9), los padres y doctores de la Iglesia y la bula dogmática de Pablo IV (1559), todos los hechos y actos de un pseudopapa hereje son nulos y carecen de fuerza. Por tanto, su nombramiento como cardenales por un papa ilegítimo es nulo y sin efecto.

En teoría, la minoría de ustedes, los cardenales a los que no nombraron al pseudopapa Bergoglio, deberían tener el derecho a elegir un papa legítimo. Pero perdió este derecho al aceptar Fiducia suplicans. De este modo, incurrieron en la excomunión latae sententiae y al mismo tiempo en el anatema de Dios según Ga 1, 8-9. Aquellos de los cardenales válidamente nombrados que renuncien públicamente por escrito u oralmente a la herética Fiducia supplicans, quedarán exentos de esta pena y podrán restaurar la institución del papado aceptando a un candidato verdaderamente católico, aunque ellos mismos no puedan ser elegidos dadas las circunstancias. Esto se refiere, por ejemplo, al cardenal Müller o al cardenal Burke.

En la situación actual, la restauración del papado requiere un hombre de Dios con una doctrina católica claramente definida, capaz de tomar medidas radicales. Su tarea será crear las condiciones e iniciar la renovación interna y externa de la Iglesia. Esa figura es el arzobispo Carlo Maria Viganò, a quien Bergoglio excomulgó de manera paradójica e inválida.

La Iglesia está edificada sobre los apóstoles y profetas (Ef 2, 20). El Patriarcado católico bizantino es la voz del que clama en el desierto. No predicamos una doctrina nueva, sino que preservamos y defendemos las verdades de la fe y de la moral basadas en la Sagrada Escritura y la Tradición. El Patriarcado, con su colegio episcopal de varios obispos que viven como monjes en monasterios, es la garantía de la doctrina católica. Este colegio episcopal no es una institución eclesiástica oficial, sino un ministerio profético (cf. Ef 2, 20). Busca la verdadera restauración de la Iglesia, tanto en el Espíritu como en la doctrina. Es su deber, en nombre de los verdaderos fieles católicos, alzar su voz a favor del candidato mencionado.

Algunas reflexiones sobre la historia de la elección del obispo de Roma
El emperador Maximino Tracio envió al papa Ponciano (230-235) al exilio a Cerdeña. El 28 de septiembre del 235, el papa renunció, dejando así paso a su sucesor. Esta es la primera fecha contrastada en la historia del papado. Tras la renuncia de Ponciano, se eligió papá a Antero el 21 de noviembre del 235, pero murió el 3 de enero del 236, después de 43 días. Le sucedió Fabián. Tomó posesión del cargo el 10 de enero del 236 y murió el 20 de enero del 250. Eusebio de Cesarea (m. 339) describe la legendaria elección de este papa de la siguiente manera: «De pronto, una paloma de lo alto se posó sobre la cabeza de Fabián. Ante este hecho, todo el pueblo, como movido por un único espíritu divino, se puso a gritar con entusiasmo y unánimemente que éste era digno, y sin más tardar, lo tomaron y lo colocaron sobre la sede episcopal de Roma».

La historia da testimonio del papa Cornelio (251-253): cuando la persecución bajo el emperador Decio había amainado, la mayoría de los fieles eligió a Cornelio como nuevo obispo de Roma, tras un largo período de vacante desde el 20 de enero del 250 hasta marzo del 251. En su carta a Antoniano, san Cipriano nos informa sobre la forma de la elección: «Ha sido elegido Cornelio por voluntad de Dios, por el parecer de casi todos los clérigos, por el voto del pueblo entonces presente y por la asamblea de los obispos venerables y de los hombres de bien». Como muestra esta carta, toda la comunidad romana participó en la elección del obispo de Roma en ese momento.

Actualmente existe una situación de emergencia. Si a lo largo de la historia el Espíritu de Dios intervino en las elecciones incluso a través del pueblo de Dios o de signos extraordinarios, interviene aún más a través del ministerio profético. Bergoglio ha abolido de facto la institución del papado, sobre todo, por su camino sinodal con el antievangelio sodomítico de Fiducia suplicans. El nuevo papa estará obligado a derogar la herética Fiducia supplicans, así como todos los documentos y nombramientos emitidos por Bergoglio. Tendrá derecho a dejar en los cargos eclesiásticos solo a aquellas personas que se arrepientan sinceramente y se separen del camino sinodal LGTBQ iniciado por Bergoglio.

Además, el nuevo papa debe identificar claramente al Concilio Vaticano II como la raíz de la apostasía actual. El Concilio promovió el sincretismo, la herejía del modernismo y un aggiornamento con el espíritu del mundo. La letra y el espíritu del Concilio Vaticano II no concuerdan con los concilios anteriores. Por lo tanto, el Concilio debe ser anulado por ser herético.

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Método OSBMr + Timoteo OSBMr
Obispos secretarios

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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