Del genocidio de Herodes al genocidio del Aborto

 José Arturo Quarracino y libro "Aborto y Geopolítica"

28 de Diciembre: del genocidio de Herodes al genocidio del Aborto

Desde el comienzo de su historia y hasta las últimas décadas, la Iglesia Católica rindió homenaje y reconocimiento a los santos inocentes asesinados por orden del rey Herodes a comienzos de la era cristiana. Hoy en día, la “Iglesia” sinodal calla y colabora con el genocidio prenatal planetario, ya que no forma parte de su agenda pública.

1. Como todos los años, la Fe católica celebra la Natividad de Jesucristo, cuya festividad no sólo se refiere a un único día en particular -25 de diciembre-, sino que se continúa durante una semana, porque el acontecimiento conmemorado y festejado -Dios Todopoderoso que se hace hombre en Jesús de Nazareth- tiene una grandeza y única riqueza que no puede contenerse ni agotarse en un solo día[1].

En esta semana de Navidad, los días inmediatamente posteriores al de la Encarnación del Hijo de Dios, la liturgia celebra al primer mártir cristiano -San Esteban-, al discípulo y evangelista que Jesús amaba especialmente -San Juan- y a los Santos Inocentes, los niños a quienes el rey Herodes mandó matar, temeroso que el Niño recién nacido fuese el Mesías esperado por los judíos y amenazara su poder real. Como los Reyes de Oriente que fueron a ver al Niño no le informaron a Herodes quién era realmente, dio la orden a sus soldados que mataran a todos los niños de hasta dos años que habitaban en Belén (Betlehem) de Judea, lugar de nacimiento de Jesucristo[2].

2. 20 siglos después, los que se autoperciben como los “Amos del Universo” -la plutocracia globalista angloamericana-, a través de un miembro de la familia Rockefeller -John Davison III- ordenaron y planificaron a partir de 1966 el genocidio más espantoso y siniestro en la historia de la humanidad, el asesinato de seres humanos antes de que nazcan, con un argumento similar al de Herodes: “el crecimiento poblacional no planificado pone en peligro la ‘paz mundial’”, es decir, su dominación oligarca del mundo, oficializado en un texto breve redactado por el Rockefeller mencionado líneas arriba y firmado por 30 líderes mundiales representantes de los cinco continentes, incluyendo al célebre presidente yugoeslavo ultracomunista Josip Broz (“Tito”) [3]. 

El objetivo de la mencionada Declaración fue el de convertir un proyecto corporativo privado -el control global de la natalidad- en problema de Estado, para que los firmantes que representaban a sus respectivos gobiernos asumieran como propio el objetivo corporativo privado, con lo cual sus administraciones proporcionaran los fondos necesarios para llevar adelante el plan antinatalista, tal como aconteció a posteriori, porque el crecimiento poblacional no ponía en peligro la paz mundial, sino el proyecto planificado al mismo tiempo de concentrar la riqueza en muy pocas manos, las de la plutocracia financiera globalista, uno de cuyos operadores políticos por excelencia ha sido la familia Rockefeller[4].

3. No es casualidad que en ambos acontecimientos históricos se repita el mismo marco cultural, espiritual, moral, político y religioso: el espíritu soberbio de los oligarcas que se creen “dios” y que odian a los niños, porque “ponen en peligro” su tranquilidad y su bienestar. Es el mismo espíritu diabólico de Herodes, continuado y reiterado en los siglos XX y XXI. Con el agravante de que el genocidio herodiano duró unas pocas jornadas, mientras que el genocidio contemporáneo lleva ya 5 décadas de aplicación oficial ininterrumpida.

4. Se trata de un auténtico y verdadero holocausto demográfico mundial, que en los últimos años ha eliminado alrededor de 70 millones de niños antes de nacer, según datos oficiales de Naciones Unidas y de la IPPF, junto con sus organizaciones socias en este crimen aberrante y abominable que clama al cielo[5].

Se trata de la aplicación irracional de la pena de muerte a las personas más inocentes e indefensas de todas, ejecutada sobre la base de un inventado derecho, ya que el “derecho al aborto” no existe en ninguna tradición jurídica universal ni en ningún tratado internacional, tal cual lo ha determinado la Declaración de Ginebra sobre Derechos Humanos en 2020 y en fecha muy reciente la Corte Interamericana de Derechos Humanos[6].

5. Este drama espantoso y repugnante ha estado acompañado por la omisión pasiva y la complicidad práctica del actual pontífice argentino, Jorge Mario Bergoglio, y por la “Iglesia sinodal inclusiva” que ha inventado en estos últimos dos años.

Hablamos de omisión pasiva, ya que el genocidio prenatal no ha formado parte de la agenda pública y oficial del Vaticano en el pontificado bergogliano, salvo declaraciones esporádicas y circunstanciales en entrevistas, vuelos de retorno a Roma luego de un viaje, conversaciones personales, etc. En estas ocasiones, se ha permitido calificar al aborto de “crimen cometido por un sicario” o de hacer un planteo moral –“¿es lícito eliminar un ser vivo para resolver un problema?” y “¿es lícito alquilar un sicario para resolver un problema?”-, pero en la práctica ha llevado a cabo reconocimientos públicos a emblemáticas figuras promotoras o partidarias del aborto, como Ema Bonino, Nancy Pelosi, Mariana Mazzucato, Hillary Clinton, Bill Clinton, Alexander Soros, Joseph Biden, Ignazio Luis “Lula” da Silva, Ernesto Raúl Zaffaroni, Jeffrey Sachs, Roberto Carlés, etc.

Se puede constatar y comprobar muy fácilmente la omisión cómplice de Bergoglio respecto al favor. Es suficiente con leer el Documento final Iglesia sinodal: comunión, participación, misión del bochornoso “Sínodo sobre la Sinodalidad” (2024) y el último Mensaje para la 58ª Jornada Mundial de la Paz, del 1 de enero de 2025, en el que el aborto no es mencionado en absoluto. En este último documento, don Jorge Mario habla en contra de la vigencia de la pena de muerte, pero no se le ocurrió incluir la condena a la abominable pena de muerte prenatal, que es la mayor causa de muerte en el mundo y es la expresión cabal de la mentalidad pre cavernícola y troglodita de sus promotores e impulsores, que condenan a muerte a los seres humanos más inocentes e indefensos de todos, los niños por nacer.

Resulta indignante que, con su silencio cobarde, la “Iglesia” sinodal bergogliana termina siendo cómplice por omisión del “crimen abominable” que siempre condenó la Iglesia Católica.

En este contexto, desear un Feliz Año 2025 o promover el sinodalismo eclesial es una burla al sentido común, mientras se tolera que el genocidio prenatal constituya ya un océano de sangre sobre el cual se pretende erigir un mundo “más justo, más humano y habitable”. Pero bien se sabe que la esquizofrenia y la hipocresía de jesuitas miembros de la Compañía de Satanás no tienen límite ni vergüenza alguna. Y bien se sabe también que no habrá paz en el mundo mientras el aborto sea legal.

 

José Arturo Quarracino

2 de enero de 2025  

 

 

 

  

 


[1] Lo mismo acontece con la Pascua, la Resurrección de Jesucristo, que se celebra también durante toda la semana que sigue al Domingo de Pascua. Ambas celebraciones -puntuales en el hecho que conmemoran- constituyen, continúan y prolongan la Creación divina relatada en el libro del Génesis, obra que se llevó a cabo en el transcurso de una semana, según el capítulo inicial del primer texto de la Sagrada Escritura.

[2] Cf. el capítulo 2 del Evangelio según san Mateo.

[3] Texto original en inglés: “Statement on Population From World Leaders (1966)”, publicado originalmente en http://www.popcouncil.org/mediacenter/popstatement.html y posteriormente en Studies on Family Planning, https://www.jstor.org/stable/1965194?origin=crossref, Volumen I no. 26 (enero 1968), pp. 1-3, con el título de “Declaration on Population: The World Leades Statement”, y en https://growthmadness.org/wp-content/uploads/2010/02/population-statement-from-world-leaders.pdf. Versión en español publicada en https://josequarracino.wordpress.com/2013/02/20/declaracion-sobre-poblacion-por-parte-de-lideres-mundiales-documento-fundacional-del-holocausto-demografico-planetario/.

[4] Se pueden ver más detalles en Geopolítica del control de la natalidad a nivel planetario, en  https://josequarracino.wordpress.com/2013/09/28/geopolitica-del-control-de-la-natalidad-a-nivel-planetario/.

[5] Tal como afirma el Alan Guttmacher Institute, entre 2015 y 2019 hubo anualmente alrededor de 121 millones de embarazos no planificados. De esos embarazos no planificados, el 61% terminó en aborto, lo que equivale a 73 millones de abortos por año. Ver Hoja informativa: Embarazado no planificado y aborto a nivel mundial, marzo de 2022, en Hoja Informativa: https://www.guttmacher.org/es/fact-sheet/aborto-inducido-nivel-mundial

[6] Declaración de Ginebra: Consenso sobre el fomento de la salud de las mujeres y el fortalecimiento de la familia, 22 de octubre de 2020. Fue promovida por el entonces secretario de Estado estadounidense Michael Pompeo y firmada originalmente por 34 países, 3 de los cuales se retiraron posteriormente, al cambiar sus presidentes: Estados Unidos, México y Brasil. Ver más datos en Consenso de Ginebra – Wikipedia, la enciclopedia libre. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sentencia sobre caso “Beatriz y otros vs. El Salvador”, 20 de diciembre de 2024.

 

 

 

 

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