Videocarta: Reflexión tras la publicación de la entrevista con el Arzobispo Carlo Maria Viganò

 

 

El lanzamiento de la excomunión contra el arzobispo Carlo Maria Viganò es 
un delito judicial y una grave difamación. ¡No hace falta decir que la 
excomunión es nula y sin efecto! Hay que señalar que el arzobispo Viganò 
nunca podría haber sido excomulgado por Bergoglio, ya que nunca había 
estado en comunión con este archihereje. El arzobispo está en unión con 
Cristo y con la doctrina católica, no con las herejías.
Cualquier católico que no sea hereje, sino fiel a Cristo, no puede tener 
unión interior con el archihereje público Bergoglio, que ha usurpado la 
autoridad papal. Está meridianamente claro para cualquiera que use la razón 
que quien defiende a Jesucristo, Su Evangelio y la fe y la tradición 
católicas no puede ser tachado de cismático por su fidelidad. En cambio, el 
usurpador del papado, Bergoglio, que ha dejado de lado las enseñanzas de 
Cristo y los mandamientos de Dios y ha introducido su doctrina sodomítica 
diametralmente opuesta al Evangelio de Cristo, es un apóstata público. 
Bergoglio socava deliberadamente los fundamentos mismos de las enseñanzas 
de Cristo y destruye la fe salvadora, todo ello bajo el manto de palabrería 
piadosa. No solo cometió idolatría, sino que se consagró públicamente a 
Satanás en Canadá en 2022 bajo la guía de un brujo.
En los tres primeros siglos, los cristianos sufrieron sangrientas 
persecuciones por negarse a hacer un gesto de respeto hacia las religiones 
paganas, es decir, hacia los demonios. Se les obligaba a echar aunque fuera 
un grano de incienso al fuego para rendirlos culto. Esto se consideraba un 
gesto de adoración a ellos. A los que se negaban a hacerlo se les sometía a 
las más crueles torturas y a la muerte. Muchos cristianos, por debilidad, 
sucumbieron al miedo y ofrecieron sacrificios a deidades paganas. Llegada 
la libertad y terminada la cruel persecución, a los que traicionaron los 
demás cristianos les llamaron «traditores» o apóstatas. Fueron expulsados 
de la Iglesia y despreciados por el pueblo. La cuestión de la readmisión de 
los traditores en la Iglesia la abordaron san Cipriano, san Agustín y 
otros, puesto que muchos cristianos ya no querían aceptar a los traditores 
en la Iglesia debido a su negación pública de Cristo. Cuando se tomó la 
decisión de admitirlos, generalmente se les impuso una vida de severa 
penitencia.
El usurpador del papado Bergoglio es un supertraditor comparado con estos 
traditores. Entronizó a la Pachamama en el Vaticano no bajo presión, sino 
con propósito, y luego se consagró a Satanás y a los demonios paganos en 
Canadá, sentando así un precedente. Intencionadamente dio la impresión como 
si la consagración al Dios verdadero en el bautismo y la consagración a 
Satanás bajo la dirección de un hechicero fueran lo mismo, es decir, ¡como 
si Dios y Satanás fueran uno! ¡Este gesto público y escandaloso de 
idolatría y herejía del más alto grado lo cometió este falso papa! Un año 
después, introdujo una doctrina falsa y sustituyó el Evangelio de Cristo 
por un pseudoevangelio sodomítico. ¡Y este mayor apóstata en la historia de 
la Iglesia ha obligado absurdamente a todos a la obediencia! También se 
presenta risiblemente como el vicario de Cristo en la tierra, ¡aunque se ha 
entregado a Satanás!
Bergoglio les toma el pelo a los católicos. Este apóstata, aventurero y 
satanista excluye descaradamente de la Iglesia católica a un testigo de 
Cristo que resguarda el Evangelio de Cristo y la doctrina católica 
arriesgando su propia vida. Y lo trágico es que los llamados católicos 
ortodoxos que reivindican la herencia del arzobispo Lefebvre, como el 
obispo Schneider y el profesor Mattei, se toman en serio esta bufonada de 
Bergoglio. Incluso generan una opinión pública entre los católicos 
ortodoxos como si el héroe de la fe —Monseñor Viganò— fuera castigado con 
razón como apóstata de la fe y la tradición católica. Esto es una señal de 
que el obispo Schneider y el profesor Mattei tienen la unidad de espíritu 
con Bergoglio y no con Cristo.
Está perfectamente claro que cualquier obispo, sacerdote, religioso o 
católico común que esté en unión interior con Bergoglio, le obedezca y se 
someta a él, renuncia públicamente a Jesucristo como su Salvador y se 
convierte en un traditor, un apóstata de Cristo y de la fe católica.
En estos tiempos de apostasía bergogliana global de Cristo y de la fe 
católica, el valiente arzobispo Carlo Maria Viganò alza su voz con 
claridad. Como ex funcionario del Vaticano y ex nuncio, defiende la fe 
salvadora y la doctrina católica ortodoxa. Bergoglio, el usurpador y 
supertraditor consagrado a Satanás, que ha atraído sobre sí múltiples 
anatemas y excomuniones, decreta una supuesta excomunión contra el fiel 
apóstol de Cristo por su fidelidad a Cristo y a la Iglesia católica. ¡Esto 
es una tragicomedia!
Durante tres años, Bergoglio ha estado llevando a los católicos de las 
barbas por el llamado camino sinodal, del que nadie sabía qué era ni adónde 
conducía. No fue hasta el 18 de diciembre de 2023, antes de Navidad, cuando 
puso las cartas boca arriba y escandalizó a todos los católicos con 
bendecir el pecado de sodomía. Con la declaración doctrinal Fiducia 
supplicans, obligó a todos los obispos a bendecirlo también en virtud de la 
llamada santa obediencia y bajo la amenaza de duras sanciones que incluyen 
la destitución del cargo episcopal.
Es una paradoja flagrante que Bergoglio obligue a obispos y sacerdotes, en 
virtud de la obediencia, a apostatar públicamente. Es un truco 
verdaderamente satánico. Convierte a obispos y sacerdotes en traditores, 
traidores a Cristo. Con su Fiducia supplicans ha demostrado clara y 
públicamente ante el mundo entero que no sirve a Cristo, sino a Satanás. La 
tragedia es que la mayoría de los obispos, excepto en África y algunos 
países de Europa del Este, han aceptado Fiducia supplicans y han cometido 
traición. Este pecado de apostasía es mucho más grave que el de los 
traditores que, temiendo crueles torturas, arrojaron un grano de incienso 
ante los ídolos.
El pseudopapa Bergoglio, con su Fiducia supplicans, ha transformado 
insidiosa y subrepticiamente a la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia 
del Anticristo con un antievangelio sodomítico. ¡Quienes permanecen 
voluntariamente bajo el dominio del usurpador Bergoglio, que se ha 
entregado a Satanás, siguen su camino sinodal hacia la condenación eterna!
Con la declaración Fiducia supplicans, Bergoglio ha negado uno de los 
pecados más graves, que es la sodomía, y, por lo tanto, ha negado asimismo 
los demás pecados. De hecho, ha desechado el Decálogo. Negar la realidad 
del pecado es también negar la realidad del sacrificio redentor de Cristo, 
ofrecido por nuestros pecados. Bergoglio no sólo ha derogado el Decálogo, 
sino que también ha eliminado el Credo. Al hacerlo, ha suprimido la esencia 
misma del cristianismo y la esencia de la Iglesia católica. La estructura 
católica externa con sus mecanismos legales ha permanecido, pero Bergoglio 
la ha utilizado como instrumento de su poder para transformar la Iglesia o, 
en otras palabras, para lograr su autodestrucción. De este modo, ha 
transferido imperceptiblemente a todos los católicos a su anti-Iglesia, que 
conduce sigilosamente a las almas a la perdición. Así pues, todo católico, 
si quiere salvarse, debe separarse de este archihereje, como lo ha hecho el 
arzobispo Carlo Maria Viganò como precedente. Todos deben contar con que 
Bergoglio los castigue ridículamente por ello, como si hubieran cometido el 
supuesto delito de cisma.
Con su propaganda transgénero, Bergoglio se burla descaradamente de Dios 
Creador. Se ríe insolentemente de las repetidas advertencias de Dios contra 
el pecado de la sodomía. Por este pecado, Dios amenaza con el fuego 
temporal (2 P 2, 6) y el fuego eterno (Judas 7). Bergoglio se mofa del 
Apóstol de las naciones, san Pablo, quien advierte contra la sodomía en 
varios lugares de sus epístolas. Bergoglio también se burla de la Palabra 
de Dios en Ga 1, 8-9: «Si alguien os anuncia un evangelio diferente, sea 
anatema». Él anuncia públicamente y sin pudor un antievangelio sodomítico y 
hace caso omiso al hecho de que ha incurrido en múltiples anatemas, así 
como en las múltiples excomuniones latae sententiae por herejías, por 
idolatría reiterada y por rebelión contra Dios al legalizar la sodomía. 
Bergoglio se ha excomulgado a sí mismo del cuerpo místico de Cristo y de la 
Iglesia visible. El cardenal san Roberto Belarmino enseña: «Un papa que se 
manifieste hereje, por ese mismo hecho cesa de ser papa y cabeza, así como 
por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro del cuerpo de la Iglesia».
Preguntémonos primeramente: ¿Bergoglio es un papa legítimo o ilegítimo? De 
lo anterior se desprende una respuesta clarísima: Bergoglio es un papa 
ilegítimo y, por lo tanto, todo lo que hace e impone como obligación es 
inválido, ineficaz y no vincula en conciencia.
Preguntémonos en segundo lugar: ¿Es posible llamar cisma a la separación de 
un papa ilegítimo? ¡No!
El arzobispo Viganò, clara y públicamente, basándose en la doctrina 
católica y desde una posición de autoridad, señaló que Bergoglio era un 
papa ilegítimo. Por ello, Bergoglio lo excomulgó grotescamente de la 
Iglesia católica. Ya en 2018, por el bien de la Iglesia, con el objetivo de 
su reavivamiento y la salvación de las almas, el arzobispo exigió la 
renuncia de Bergoglio. Es por esto que ahora está literalmente condenado a 
muerte junto con Cristo.
En la entrevista, se le preguntó al arzobispo Viganò: «¿Dónde vive usted? 
¿En Suiza, en Estados Unidos o cerca de Viterbo?». El arzobispo respondió 
que le habían advertido que su vida estaba en peligro y por eso no vivía en 
un lugar fijo. Mencionó la misteriosa muerte del cardenal Pell y también la 
de su predecesor, el nuncio apostólico en Washington, Pietro Sambi. 
Podríamos añadir: «Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo 
nidos», pero el pastor fiel a Cristo no tiene «dónde recostar la cabeza». 
Este es el destino del discípulo de Cristo, apóstol de Cristo y mártir 
incruento, el arzobispo Carlo Maria Viganò. Él sostiene fielmente la 
bandera de Cristo y de la Iglesia católica en esta era del Anticristo. 
Bergoglio, en cambio, sostiene la bandera arcoíris del Anticristo con el 
antievangelio sodomítico. A pesar de todas las amenazas, burlas y 
denigraciones, el pastor de Cristo, Carlo Maria, sigue proclamando 
valientemente la verdad, sea conveniente o no.
Estimados obispos y sacerdotes, Carlo Maria Viganò es un reproche para 
vosotros. Despertad y daos cuenta de que por vuestra cobardía os habéis 
transformado en la anti-Iglesia de la Nueva Era de Satanás. Su jefe es el 
archihereje Bergoglio, que ocupa el papado y abusa de él para conseguir la 
autodestrucción de la Iglesia católica y arrastrar a masas de almas a la 
perdición eterna. Decidid ahora bajo qué bandera queréis estar: ¿Bajo la 
bandera de Cristo o bajo la bandera del Anticristo?

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino


+ Metodio OSBMr                      + Timoteo OSBMr
Obispos secretarios


Los bergolianos, «traditores» de la Iglesia católica contemporánea
https://bcp-video.org/reflection/ / english/
https://bcp-video.org/fr/reflexion/  /français/
https://bcp-video.org/it/riflessione-dopo/  /italiano/

 


 Videocarta en la que reflexionamos sobre la entrevista 
del 13 de agosto de 2024 concedida por el arzobispo Viganò. Señalamos de 
nuevo los crímenes del pseudopapa Bergoglio y llamamos al clero y a los 
laicos a seguir al verdadero pastor católico Carlo Maria Viganò en la lucha 
por la restauración de la Iglesia.

 

 

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