Síntomas del virus del Nilo, la enfermedad con decenas de contagios en el suroeste de España
Los mosquitos son los transmisores de esta cepa
Una quincena de vecinos de cinco municipios de la
provincia de Sevilla han dado positivo a la infección por el virus del
Nilo Occidental (VNO), una enfermedad que se ha detectado en España
desde 2010 pero que en los últimos años ha registrado un auge de casos,
especialmente en el suroeste del país, en esa provincia, pero también en
Cádiz y Huelva.
Sin embargo, pueden ser muchas más las personas afectadas ya que, según la OMS, el virus del Nilo
es una enfermedad que, aunque no presenta síntomas o se parecen a un
cuadro catarral en el 80% de los pacientes que la sufren, puede causar
una enfermedad mortal del sistema nervioso en los seres humanos.
Cómo se transmite el virus del Nilo
Este virus se transmite por la picadura de cierto tipo de
mosquitos, los del género 'culex', y se mantienen vivos gracias a un
ciclo de transmisión de adultos a los huevos, según explica el Ministerio de Agricultura.
Así, estos mosquitos acaban picando a seres humanos y caballos, que se
consideran 'huéspedes finales': no pueden transmitir el virus del Nilo
pero sí que padecen la enfermedad.
En cambio, las aves mantienen en su organismo el virus
pero no presentan ningún síntoma. Esto complica la erradicación de la
enfermedad y ayuda a su propagación por la naturaleza.La transmisión de persona a persona se considera muy poco
frecuente y solo puede ocurrir por transfusión de sangre y sus
componentes o trasplante de órganos, por vía transplacentaria o por
exposición accidental.
El período de incubación desde que se produce la picadura
del mosquito hasta el desarrollo de la enfermedad va desde los 3 hasta
los 14 días.
No existe vacuna para los seres humanos; en cambio, sí que hay una profilaxis para los caballos.
Síntomas del virus del Nilo Occidental
Tal
y como se ha referido anteriormente, la infección por virus del Nilo
Occidental no presenta ningún síntoma (o muy leves) en el 80% de las
personas que la sufren; de hecho, muchas de ellas pueden no enterarse de
que la han padecido.
Sin embargo, en el 20% restante este agente desarrolla la
fiebre del Nilo. Como su nombre indica, conlleva la subida de la
temperatura corporal, pero también síntomas como cansancio, dolor,
náuseas, dolor de cabeza, vómitos, erupción cutánea del tronco, y
aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
Cuando la enfermedad se presenta de forma grave, se
convierte en una encefalitis o meningitis del Nilo Occidental. En este
caso, los síntomas son fiebre elevada, rigidez de nuca, desorientación,
temblores, convulsiones, debilidad muscular, parálisis e incluso coma.
Se han descrito, aunque con poca frecuencia, miocarditis, pancreatitis y
hepatitis fulminante.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud,
uno de cada 150 afectados por el virus desarrolla la enfermedad más
grave, aunque son las personas con afecciones previas las que tienen
mayor riesgo.
Según Sanidad, alrededor de un 10% de las formas
neurológicas pueden ser mortales, con mayor riesgo a mayor edad, en
hombres, receptores de órgano sólido, si existe consumo excesivo de
alcohol y quienes padecen diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad
cardiovascular, hipertensión, cáncer o inmunosupresión. El riesgo de
secuelas existe en el 30-60% de los casos con manifestaciones
neurológicas.
Cómo prevenir el virus del Nilo Occidental
La mejor manera de evitar la infección del virus del Nilo
Occidental (y de cualquier otra que se transmita a través de mosquitos)
es la prevención ante las picaduras. Se debe usar ropa de color claro y
que cubra especialmente las piernas, repelente y evitar las actividades
al aire libre en las horas en las que están más activos, como el
atardecer. Además, el uso de mosquiteras en las casas también es
recomendable. También se debe procurar la destrucción de los criaderos
de los mosquitos, que ponen sus huevos en agua estancada.
Por otra parte, también se deben usar guantes y ropas
protectoras al manipular animales que estén enfermos y durante la
matanza.
Población endémica
España presenta en la actualidad una situación endémica
de la enfermedad debido a que reúne unas condiciones favorables para el
mantenimiento y la circulación del virus, como son la gran variedad de
posibles reservorios, la proximidad a zonas endémicas como África, las
características ecológicas y climáticas, las rutas migratorias de aves
procedentes de áreas afectadas y la presencia de vectores competentes
ampliamente difundidos por la geografía española.
Todo ello hace que, en la época de riesgo, época de
actividad del vector, se puedan dar brotes tanto en animales como en
personas en diversas zonas de la península que cuentan con las
condiciones idóneas -grandes poblaciones de mosquitos, pequeñas áreas
urbanas en entornos agrícolas o naturales y explotaciones de équidos,
entre otros-.
El riesgo se considera mayor en las áreas geográficas en
las que se ha detectado la presencia del virus, ya sea mediante estudios
de investigación independientes o mediante los sistemas de vigilancia
animal, humana o entomológica.
G. C.
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