Arzobispo Viganò: No he ido y no iré nunca al Santo Oficio. La condena ya está escrita. Cismático es Bergoglio

 

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, recibimos y ofrecemos a vuestra atención este comunicado recibido por el arzobispo Carlo Maria Viganò. Feliz lectura y compartir.


COMUNICADO

de S.E. monseñor Carlo Maria Viganò, Arzobispo

21 de junio de 2024

 

La noticia difundida por algunos medios de comunicación según la cual me habría presentado ayer, jueves 20 de junio, en el Palacio del Santo Oficio como me intimó el Decreto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe carece de fundamento. Es totalmente falsa.

America, la revista de los jesuitas y brazo mediático de la Compañía de Jesús en Estados Unidos y megáfono de la “Iglesia de la misericordia” del jesuita Bergoglio, pegó el salto cuando Vatican News (aquí) desconocía totalmente el Decreto que me enviaron el 11 de junio, sólo con un simple correo electrónico, sin respetar las formalidades necesarias para la validez de la comunicación de un Decreto, y que yo mismo publiqué en X dos horas antes de la reunión prevista en el Dicasterio. Aunque todos los elementos estaban claramente expuestos en mi comunicado, primaron las inferencias y las especulaciones, en el típico estilo jesuítico.

La prisa es mala consejera. Por eso el artículo de Gerard O’Connell, Archbishop Viganò charged with schism by the Vatican aparecido ayer en America (aquí), parece haber sido escrito incluso antes de que yo hiciera público el documento vaticano. Esto revela la estrecha contigüidad entre el aparato vaticano y la revista America y confirma una estrategia muy precisa destinada a liquidar mi proceso con una sentencia ya decidida por Bergoglio y su celoso colaborador Tucho Fernández, autor del escandaloso líbelo pornográfico La Pasión mística. Espiritualidad y Sensualidad, así como Sáname con tu boca. El arte de besar.

Escribe O’Connell: «The decree says that it considered “superfluous” the prior investigation in accordance with Canon 1717 that states, “Whenever an ordinary has knowledge, which at least seems true, of a delict, he is carefully to inquire personally or through another suitable person about the facts, circumstances, and imputability, unless such an inquiry seems entirely superfluous.” This means that the evidence against him had already been collected by the dicastery and did not require fuller investigation. Much of it was already in the public domain»[El decreto dice que ha considerado “superflua” la investigación previa, de acuerdo con el canon 1717, que dice: ‘Siempre que el Ordinario tenga noticia, al menos verosímil, de un delito, debe investigar con cautela, personalmente o por medio de una persona idónea, sobre los hechos y sus circunstancias así como sobre la imputabilidad, a no ser que esta investigación parezca del todo superflua’. Esto significa que las pruebas contra él ya habían sido recogidas por el Dicasterio y no requerían una investigación más completa. Gran parte de ellas ya eran de dominio público].

Como se ve, se considera que las “pruebas” son superfluas, y el procedimiento se simplifica deliberadamente para llegar cuanto antes a una condena: “America has learned that the decision to proceed with the extrajudicial penal trial would have been approved by the pope, since the accused is a bishop” [America ha podido saber que la decisión de proceder al proceso penal extrajudicial habría sido aprobada por el Papa, ya que el acusado es un obispo].

No es suficiente: los jesuitas de America ya dan indicaciones sobre mi destino procesal: “

The extrajudicial penal trial is in accordance with Canon 1364 of the Code of Canon Law, which states: “An apostate from the faith, a heretic or a schismatic incurs a latæ sententiæ excommunication, without prejudice to the provision of can. 194” and that “he or she may also be punished with the penalties mentioned in can. 1336 §§ 2-4.” This means, among other things, that the excommunication would be declared publicly, and it would remain in force until the convicted person repents. That same Canon 1364 also states: “If a long-standing contempt or the gravity of scandal calls for it, other penalties may be added, not excluding dismissal from the clerical state.” [El proceso penal extrajudicial es conforme al canon 1364 del Código de Derecho Canónico, el cual establece: « El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el c. 194, § 1, 2.º» y que « puede ser castigado además con las penas enumeradas en el c. 1336, §§ 2-4». Esto significa, entre otras cosas, que la excomunión sería declarada públicamente y permanecería en vigor hasta que el excomulgado se arrepienta. Ese mismo canon 1364 establece también: « Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical»].

 


 

Pero la competencia jurídica de la revista America no parece tener cabida en el Vaticano, donde ya es habitual utilizar los juicios extrajudiciales y las intervenciones directas del argentino tanto para encubrir a los verdaderos culpables como para condenar apresuradamente a los inocentes. Más allá del revuelo mediático, el ex cardenal Theodore McCarrick -que en un juicio serio habría tenido que pagar indemnizaciones a las víctimas de sus crímenes después del examen de testimonios que podrían aclarar muchas connivencias- siguió trabajando para Bergoglio en Estados Unidos y en China, donde el Acuerdo Secreto sino-vaticano le ha visto directamente involucrado. Marko Rupnik sj, gracias a la intervención de su protector, vio removida su excomunión, ni siquiera fue expulsado del estado clerical, es más, fue recibido e incardinado en una diócesis de Eslovenia. Evidentemente, criticar al Concilio es considerado un delito mucho más grave que los de McCarrick y Rupnik.

Aseguro, por lo tanto, que no me he acercado al Vaticano, que no tenía intención de ir al Santo Oficio el 28 de junio y que no he entregado ningún memorial o documento en mi defensa al Dicasterio, cuya autoridad no reconozco, ni la de su Prefecto, ni la de quien lo ha nombrado.

No tengo ninguna intención de someterme a un simulacro de juicio en el que quienes deberían juzgarme con imparcialidad para defender la ortodoxia católica son al mismo tiempo aquéllos a quienes acuso de herejía, traición y abuso de poder. Y entre ellos están precisamente los jesuitas, defensores a ultranza de todas las desviaciones morales y doctrinales de los últimos sesenta años, empezando por James Martin SJ, ese activista LGBTQ+ tan asiduo en Santa Marta.

 

America escribe: “A canon lawyer (who wished to remain anonymous) who has read the archbishop’s defense statement, told America: “This is the major argument for the prosecution. His defense is a declaration of schism. It is the most egregious act of schism.” He explained that the extrajudicial procedure envisaged usually does not take much time. If the archbishop is convicted, the pope would then have to confirm the penalties [Un abogado canonista (que ha querido permanecer en el anonimato) que ha leído la declaración de defensa del arzobispo, dijo a America: «Este es el principal argumento de la acusación. Su defensa es una declaración de cisma. Es el acto más atroz de cisma». Explicó que el procedimiento extrajudicial previsto no suele llevar mucho tiempo. Si el arzobispo es condenado, el Papa tendría entonces que confirmar las penas”].

Este “abogado canonista” anónimo considera mi comunicado como una prueba de mi voluntad cismática: pero toda la cuestión es a qué “Iglesia” pertenece Bergoglio y sobre el cisma de facto de la verdadera Iglesia que ya ha realizado una y otra vez con sus declaraciones, con sus actos de gobierno y con su comportamiento muy elocuente de abierta hostilidad a todo lo que es católico. La “Iglesia” de Bergoglio no es la Iglesia católica, sino esa “Iglesia conciliar” nacida del Concilio Vaticano II y recientemente rebautizada con el no menos herético nombre de “Iglesia sinodal”. Si es de esta “Iglesia” de la que se me declara separado por cisma, hago de ello un motivo de honor y de jactancia.

 

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo

21 de junio de 2024

Aloisii Gonzagæ Confessoris

 

 

 

 

 

 

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