Viganò rechaza los errores neomodernistas inherentes al Concilio Vaticano II y al “llamado magisterio posconciliar”, en particular en materia de colegialidad, ecumenismo, libertad religiosa, secularidad del estado y liturgia.
El arzobispo Carlo Maria Viganò ha sido citado al Vaticano para ser juzgado, acusado del delito de cisma. Casi cincuenta años antes, en 1975, el difunto arzobispo Marcel Lefebvre recibió una citación similar. Fue cuestionado por una comisión de cardenales como resultado de una declaración de su posición, que había emitido en el seminario que había fundado para formar sacerdotes de acuerdo con la doctrina católica y la liturgia que se había enseñado universalmente apenas diez años antes.
En respuesta a la acusación vaticana de cisma, Viganò escribe: “Hace cincuenta años, en ese mismo Palacio de la Sagrada Oficina, se citó al arzobispo Marcel Lefebvre y se le acusó de cisma por rechazar el Vaticano II. Su defensa es la mía; sus palabras son las mías; y sus argumentos son los míos”.
Viganò rechaza los errores neomodernistas inherentes al Concilio Vaticano II y al “llamado magisterio posconciliar”, en particular en materia de colegialidad, ecumenismo, libertad religiosa, secularidad del estado y liturgia. Repudia, rechaza y condena los escándalos, errores y herejías de Jorge Mario Bergoglio.
El arzobispo Viganò evita afirmar directamente que Francisco no es el Papa, aunque esta conclusión es inevitable al leer esta declaración y lo que sigue:
Ningún católico digno de ese nombre puede estar en comunión con esta “Iglesia bergogliana”, porque actúa en clara discontinuidad y ruptura con todos los Papas de la historia y con la Iglesia de Cristo. La “Iglesia Bergogliana” es esa “Iglesia sinodal conciliar” que se ha establecido por encima y en contra de la Iglesia de Cristo.
Concluye haciendo evidente su cercanía a la posición del arzobispo Lefebvre: “Hace cincuenta años, en ese mismo Palacio de la Sagrada Oficina, se citó al arzobispo Marcel Lefebvre y se le acusó de cisma por rechazar el Vaticano II. Su defensa es la mía; sus palabras son las mías; y sus argumentos son los míos”.
Sobre Mons. Lefrebvre puede verse este documental:
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