Señores de Tejada y de Cameros
(1038-1366)
Sancho Fernández, primer Señor de Tejada
Fortún Oxoiz (1038, primer Señor de Cameros)
Jimeno Fortúñez
lñigo Jiménez
Jimeno lñiguez
Diego Jiménez
Alvar Díaz
Ruy Díaz
Simón Ruiz
* Infante D. Jaime (hijo de Alfonso X el Sabio)
* Sancho IV el Bravo
* Infante D. Pedro
Juan Jiménez de Haro
Alvar Jiménez de Haro
Alonso Jiménez de Haro
Juan Alonso de Haro
o Alvar Díaz de Haro
Alonso Tellez de Haro
o Pedro López de Haro
* Juan Ramírez de Arellano (1366, separación de los Tejada del Señorío de Cameros).
* Ajenos al linaje Tejada
o No probada su consanguinidad con el Solar de Tejada.
Un período de máximo esplendor
Ya en el tercer período asistimos a un remozamiento deslumbrador, en cuanto a los méritos y valores, predominantemente nobiliarios, que encierra el Solar.
Enrique IV confirma en Valladolid, el día 10 de septiembre de 1460, los privilegios de Tejada, describiendo con detalle su blasón de armas.
Los Reyes Católicos han de ratificar igualmente las mercedes que Enrique IV de Castilla confiriera y del mismo modo lo hará, más esquemático, en 1527, el emperador Carlos I.
En esta fase que culminará en 1580, se advierte el sello de una majestuosa expresión externa, sobre todo en cuanto a la imagen que de la nobleza se tiene en aquel tiempo.
Es un período de marcado acento nobiliario, en su más pura excepción, y así lo prueba el hecho de que a partir del siglo XV la documentación -grandilocuente y pomposa- comienza a ser en Tejada especialmente importante.
En atención a las actas de reconocimiento, efectuadas con detalle en el siglo XVIII, aquel primer libro de asentamientos, iniciado en 970, se completa en 1488, exactamente el día 14 de septiembre.
Poco más tarde, en 1512, se produce un pleito entre el Solar de Tejada y don Juan Ramírez de Arellano y doña María Molina, su mujer, que se resuelve al año siguiente, en 1513, favorablemente a Tejada.
En 1570 un gran incendio destruyó la vieja Casa Solar, obligando en su reconstrucción a instalar un archivo más efectivo para mejor salvaguardar los documentos existentes.
Hasta ahora, no ha sido encontrado documento alguno que exprese o, deductiblemente concrete, los manuscritos o enseres destruidos en aquel siniestro. Sí sabemos que, diez años más tarde, en 1580, se inició un tomo de asentamiento de Diviseros que aún hoy subsiste inventariado como número I.
Aquí y con esto concluye el tercer período de los prefijados, iniciándose el cuarto con una crisis que habría de servir, fundamentalmente, para imaginar uno de los factores de carácter de los hombres de Cameros, a los que las circunstancias ambientales por una parte y la orografía de su tierra por otra, convirtieron en introvertidos y desconfiados como primera medida defensiva.
Llega luego un tiempo en que parece que nadie se preocupa en el Solar por conseguir el refrendo de mercedes por parte de los reyes. Y parece igualmente que la causa no es otra que el grave problema económico que, de súbito, ha quebrantado la vida solariega.
El solar de Tejada va a atravesar, mediado el siglo XVII, uno de los peores momentos de su historia.
En 1640, ante la imperiosa necesidad de reparar el edificio solariego, se impone un repartimiento entre todos los Diviseros que les obliga a tributar por una sóla vez. y por autos de fechas 7 y 21 de octubre de aquel año, se impone a cada uno la entrega de dos reales y medio.
Poco después, por auto de 1 de junio de 1644, vuelve ha implantarse otro repartimiento de dos reales que tiene continuidad en varios más, durante los años siguientes.
Tejada finalmente vencerá todas las vicisitudes y alcanzará nuestro tiempo, tal como hoy se nos presenta.
La confirmación de mercedes por el Gobierno Provisional de la Nación, en 1869 y la de Francisco Franco, en 1957 son, dentro de este último período, como excepciones aisladas dentro de unas constantes confirmatorias eminentemente monárquicas, como han sido las otorgadas al Solar durante toda su larga historia. En 1981, confirmaría el Rey de España don Juan Carlos I los vigentes privilegios de Tejada, mediante Orden de 18 de febrero, por la cual mandó expedir Real Carta de Confirmación que refrenda la plena vigencia de este linaje riojano.
El ceremonial y el recibimiento
Desde tiempo inmemorial se practicaba un ritual invariable en los actos y sesiones.
La admisión de los Diviseros se hacía a solicitud propia, justificando su derecho y la anuencia de dos testigos.
El ceremonial, hoy en desuso, era el siguiente:
La Junta del Solar o Asamblea General se reunía en la Sala capitular, mientras el aspirante quedaba fuera en espera de ser requerido. Al ser llamado entraba en la Sala apoyada su mano sobre el antebrazo del padrino y testigo informador, que le dejaba sentado en un banco al efecto. Si nadie oponía reparo tras la pregunta protocolaria pública del Procurador Fiscal General, era admitido y se le daba posesión proindiviso de la Casa Solar y de su término.
La Junta tenía la facultad para tratar y resolver cuantos asuntos sirvieran para el buen gobierno y la pervivencia del Solar.
En cuanto a la administración del Solar de Tejada siempre estuvo encomendada a la Junta de Gobierno, constituida por un Alcalde Mayor, un Alcalde Ordinario, un Procurador Fiscal General, un Secretario, doce Diputados, seis Claveros y un Alguacil. Actualmente el Secretario y el Procurador Fiscal General se reúnen en el cargo de Canciller, habiendo venido a sumarse en la más reciente época varios cargos auxiliares que perfeccionan las acciones de la Junta de Gobierno.
Y para agilizar el estudio de expedientes en la solicitud de inscripciones se constituyó en 1974 la Junta de Probanza, formada por dos miembros del Ayuntamiento de Tejada y el Canciller que actúa como presidente de la misma, los cuales presentan sus informaciones a la Junta de Gobierno en pleno, que a su vez la presenta a la Asamblea General. Esta aprobará si procede, el recibimiento del nuevo Señor Divesero.
En lo que se refiere a esa virtud que los Solares de Tejada y Valdeosera tienen a gala de no haber ejercido nunca el derecho de vasallaje que en un tiempo existiera, fue la causa del tratamiento singular de que siempre fueron objeto ambos solares por parte de los reyes y jefes de Estado españoles hasta nuestros días.
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