Un grupo de fieles católicos ha lanzado una campaña en la plataforma Change.org para pedir la abolición de la práctica de recibir la comunión en la mano, solicitando al Papa Francisco que atienda esta petición que consideran fundamental para restaurar el sentido de lo sagrado en la liturgia católica.
Según los promotores de esta iniciativa, la comunión en la mano fue introducida en la Iglesia de forma controvertida. Atribuyen su origen a la desobediencia de algunos obispos del norte de Europa durante el pontificado de Pablo VI. Afirman que, pese a la resistencia inicial de la Santa Sede, la práctica se estableció mediante un rescripto que el Papa firmó «a regañadientes» tras la insistencia de estos prelados.
Los impulsores de la petición vinculan la introducción de esta práctica a lo que denominan una «obediencia masónica», sugiriendo una intencionalidad oculta detrás de su implementación. Este punto, aseguran, es una de las razones por las que consideran urgente eliminar esta forma de recibir el sacramento.
La petición expone que la comunión en la mano, unida a una visión teológica que califican de «antropocéntrica», habría debilitado la percepción de lo sagrado entre los fieles. Argumentan que este cambio ha provocado fenómenos como la disminución de confesiones sacramentales y un comportamiento menos reverente en el interior de las iglesias.
Además, los organizadores subrayan su preocupación por la posible dispersión de partículas eucarísticas durante la comunión, lo que consideran una forma de pisotear simbólicamente a Cristo. Este aspecto, relatan, les fue revelado a través de experiencias místicas compartidas por una de las promotoras de la iniciativa.
La propuesta, no exenta de polémica, se enfrenta a opiniones contrarias dentro del propio clero. Según los organizadores, algunos sacerdotes defienden la comunión en la mano como una práctica legítima que no disminuye la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Sin embargo, los impulsores consideran que esta postura refleja un cambio doctrinal preocupante.
En el texto de la campaña, se critica además la supuesta falta de formación teológica en los seminarios sobre temas relacionados con la demonología y la protección del sacramento, lo que, afirman, ha facilitado el aumento de sacrilegios y robos de hostias consagradas.
La iniciativa concluye con una exhortación a los fieles para que firmen la petición dirigida al Papa Francisco. En ella se solicita la abolición canónica de la comunión en la mano y la vuelta exclusiva a la práctica de comulgar en la boca. Según los promotores, esta medida es esencial para preservar el respeto hacia el sacramento y combatir lo que describen como una «crisis de fe» dentro de la Iglesia.
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