La VOX de su Amo: la “Nueva Derecha” que blanquea el Genocidio de Gaza

 

El Reino de España no rompe relaciones diplomáticas con el Estado de Israel a raíz de su genocidio en Gaza. España se comporta, como ocurre con la guerra de Ucrania, de la forma en que exactamente desea que se comporte Israel y la franquicia imperialista de Israel, llamada Estados Unidos de América.

El Reino de España es, hoy en día, un Estado fallido controlado por grandes poderes financieros que residen, en gran medida, en la Anglosfera, en los lobbies israelitas, aunque también en monarquías árabes aliadas, por lo menos hasta ahora, con los Estados Unidos. Secretamente, muchas monarquías árabes corruptas y despóticas han estado en tratos con Israel. La no menos corrupta y despótica monarquía marroquí coloniza a España en el aspecto cultural y demográfico, convirtiéndola -cada día que pasa, más- en una prolongación del Magreb. España está de rodillas ante Estados Unidos, su protectorado llamado Unión Europea, así como Marruecos e Israel. Todos los partidos del Sistema, incluida la “disidencia controlada” de derechas, llamada VOX, están en tratos con el Estado Genocida de Israel. Siguen sus consignas, instrucciones, y acatan sus reprimendas.
VOX ocupa el quinto lugar en la clasificación de partidos europeos que apoyan a Israel. Entre los partidos políticos españoles, VOX es el partido que más destaca en su apoyo a Israel, pero también ocupa los primeros puestos dentro de una lista muy extensa de organizaciones europeas que prestan su apoyo al Estado genocida. El documento puede consultarse en la web “European Coalition for Israel“.

 

El partido de Abascal ha sido siempre muy polémico por sus relaciones con la comunidad judía y con el Estado de Israel. Defiende a Israel siempre que puede, y se cree que este Estado inventado en 1948, incrustado en tierras palestinas, apoya a la formación derechista. Recientemente se ha levantado una gran polémica por haber fichado al número 2 de la Comunidad de Judíos de España, supuestamente vinculado con escándalos financieros según la prensa.

El líder del Likud, el partida ultra sionista, Hazan ha declarado: “Vox es un partido hermano del Likud en el Parlamento Europeo. Nos ayuda mucho… a todo aquel que apoya a Israel y a los judíos, yo le doy mi apoyo también”.

 

Cuando el genocidio de Israel cometido contra los palestinos pase a la historia, VOX, así como Ayuso y otros personajes de la derechita sionista, también pasarán a la historia como blanqueadores del mismo. Recuérdese que ningún amigo de Hitler y de los nazis gozará de la simpatía de quienes aman la libertad y el humanismo.

Por su parte, en la web de ACOM (un lobby israelita que actúa en España), se puede leer el comunicado de “tirón de orejas” ante el caso de Fernando Paz, candidato que fue de VOX acusado por Israel de ser “negacionista” del Holocausto. Como quien “lee la cartilla” a niños indisciplinados, “Ante la noticia de la renuncia de Fernando Paz como candidato de Vox al Congreso por Albacete, queremos agradecer la sensibilidad, proximidad y empatía que siempre ha demostrado Vox con la comunidad judía española. También recordamos el compromiso de ese partido con la amistad entre España y el Estado de Israel como socios y aliados estratégicos. Vox ha manejado este asunto con prudencia y ha adoptado la postura más madura en vista de los acontecimientos”.

El mensaje es claro: para ser ultraderecha y que no te llamen “nazi”, “negacionista” o “antisemita”, tienes que apoyar a Israel y convertirte en un sionista declarado y convencido.

El Estado Español se hunde en la miseria moral en todos los lados y bajo todos los puntos de vista. Ninguna de las fuerzas políticas de la partitocracia, ahora mismo, es libre de sus deudas con el sionismo y con el supremacismo “occidental” o, como gustan llamar por ahí, “judeocristiano”.

No nos engañen: VOX no es “Nueva Derecha” ni populismo disidente. Pamplinas. El partido de Abascal es una quimera derechista que sigue la Voz de su Amo. Su amo es EEUU-Israel, es decir, un conglomerado infame y peligroso para el resto del mundo.

Carlos Javier Blanco