Un
tsunami es un evento marino que se produce en un lugar normalmente
localizado en la zona donde se produce un terremoto, pero una onda de
marea es el desplazamiento a nivel planetario de toda la masa
oceánica de agua del planeta.
La
marea oceánica es un fenómeno ondulatorio generado
fundamentalmente
por el campo de fuerzas gravitatorias de la Luna y el Sol que crean
aceleraciones instantáneas diferentes en cada
punto
de la Tierra.
Las
ondas de marea, tienen su origen en un desplazamiento unidireccional
de todo el vaso oceánico, es decir de la corteza terrestre, que
provoca la traslación por inercia en sentido
contrario
de toda la masa oceánica.
Debido
al volumen de agua implicado en el fenómeno, las áreas inundadas
van mucho más allá de las costas y solo están limitadas por la
altura topográfica del
continente.
La
velocidad del frente de inundación no es tan rápida y llamativa
como en el caso de los tsunamis, pero su penetración puede llegar a
centenares de kilómetros y la altura inundada alcanzar varios centenares
de metros.
Las
causas de este tipo de fenómeno están en variaciones bruscas de la
inclinación del eje de la Tierra, ya sean debidas a fenómenos de
alteración del campo geomagnético de la Tierra o a interacciones
del planeta con otros objetos astronómicos de aparición imprevista
como grandes cometas, asteroides, etc.
En
el pasado, estas desviaciones del eje de rotación han sido
confirmadas por el análisis de la orientación de minerales
magnéticos en series estratigráficas o volcánicas.
En
la actualidad se considera que ciertas estructuras geológicas
relativamente comunes como los bloques erráticos, y otras evidencias
como los miles de mamuts congelados rápidamente en latitudes
Árticas,los hallazgos arqueológicos de construcciones sumergidas
como las pirámides de Yonaguni, los descubrimientos de fósiles de
ballenas a cientos de metros de altura en el desierto de Atacama
(Chile) o en la cuenca de los grandes lagos (Canadá,la comprobación de climas recientes distintos a igualdad de latitud
actual, pueden ser testigo de estos sucesos y por tanto la frecuencia
de este fenómeno ser mucho más alta de lo inicialmente
considerado.
No
sé si os habéis
fijado que durante el día
la Luna brilla “ casi “ como
un sol, pues me vienen al recuerdo esas teorías de que veríamos dos
soles en los cielos, y que podrían ser o Nibiru, Júpiter o quien
sabe, la Luna que brilla ahora con más fuerza.
Todos
estos fenómenos se dan también en éstos tiempos en donde la Luna
muy a menudo toma la forma de “ U “ haciéndonos creer que
nuestro satélite sonríe.
Claramente éste fenómeno que ha
aparecido en sólo unos años a esta parte, puede ser ocasionado por
el desplazamiento
no sólo magnético sino también físico de los polos de nuestro
planeta.
Éstas
imágenes con esta peculiar forma de la Luna, sólo se pueden ver en
los hemisferios norte y sur, cuando debería verse sólo en el
ecuador planetario.
Ésto
simplemente denota que la inversión polar ya lleva años en proceso
y de ahí que se produzcan en sitios localizados, seguramente por la
situación geográfica, esos tsunamis tan tremendos que han sucedido
últimamente en nuestro planeta.
Podríamos
pensar que tienen que pasar todavía grandes cosas para que el vuelco
polar se den en su totalidad y es ahora dónde podríamos especular
con ese Planeta X, Nibiru o quizás sea una gran tormenta solar la
culpable final de que la inversión polar se produzca.
!
Entonces no habrá cueva ni búnker donde esconderse ¡
Fuente:
Ya
sabemos que los “ poderes “ están haciendo mucho hincapié en
hacernos creer que es el cambio climático el responsable de todo
esto, pero éstos acontecimientos probablemente explican con acierto
y detalle el fenómeno del desbordamiento de los mares y océanos
por la inercia natural en el momento del vuelco de los Polos
geográficos como parte del suceso del Aviso o Sexto Sello del
Apocalipsis en los últimos tiempos:
“ Entonces
habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la
tierra angustia de gentes por la confusión del sonido de la mar y de
las ondas:Secándose los hombres a causa del temor y expectación de
las cosas que sobrevendrán a la redondez de la tierra: porque las
virtudes de los cielos serán conmovidas. “ Lucas 21:2526
En este noveno video de la serie Complementos de las hipótesis de la Astronomía Sagrada y los Patrones proféticos, se explica con detalle el fenómeno del desbordamiento de los mares y océanos por la inercia natural en el momento del vuelco de los Polos geográficos como parte del suceso del Aviso o Sexto Sello del Apocalipsis en los últimos tiempos. El video desgrana y analiza multitud de citas de la Sagrada Escritura que profetizan el hecho tanto a nivel global, como a nivel localizado. El relato recuerda y agrupa otros aspectos simultáneos del Aviso, según la terminología utilizada por la Virgen María en las apariciones de Garabandal, de tipo social (crisis económica e invasión de Gog) y de la naturaleza (Sol negro y Luna como sangre). Luego pasa revista a profecías relativas a la Onda de Marea realizadas en Apariciones Marianas como La Salette, Fátima, Santa Montaña (Puerto Rico) y Ezquioga (Guipúzcoa, España), otras realizadas por santos como Santa Hildegarda, San Patricio, Santa Rosa de Lima, San Juan Pablo II, y por otros profetas profanos como Juan de Jerusalén o Parravicini. Todo ello supone un cúmulo de profecías tan elevado que permite tener una idea muy aproximada de lo que supondrá el fenómeno global y localmente. En el discurso del video se muestran pruebas indirectas de la magnitud del vuelco de los Polos geográficos, procedentes de la Sagrada Escritura, San Juan Bosco o las apariciones de Garabandal. También se analizan las variables que influyen en la altura final que alcanza el fenómeno según la localización de un punto cualquiera del planeta. También se muestra un mapa resumen mundial de áreas y alturas profetizadas que sufrirán las consecuencias del fenómeno. Por último se habla de la preparación necesaria y variada según las variadísimas situaciones personales. Se ofrece el apoyo orientativo de mapas de inundación a distintos niveles para suplir la carencia de modelos de simulación matemática del fenómeno.
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