España entra en la campaña por el aborto “hasta el mismo momento del parto”

 


La Organización Mundial de la Salud (OMS), dirigida por Tedros Adhanom, uno de nuestros peores ciudadanos, está en plena campaña para promover el aborto hasta el mismísimo parto (después del nacimiento, Tedros no ha dicho nada, por el momento).

Tedros ha solicitado que ningún país se atreva a limitar el ‘derecho al aborto’ basándose en “límites de edad gestacional”. O sea, aborto libre hasta el mismísimo parto… y más allá.

En esta línea también va Europa, el Parlamento europeo aprobó el “derecho al aborto”, es decir, convertir la despenalización del aborto en derecho al aborto. De ahí, se irá a por el siguiente objetivo: instaurar el aborto a vencimiento, hasta el mismísimo momento del parto.

 

Para que la resolución entre en vigor necesita que todos los países den su voto favorable, algo que parece que no va a ocurrir. Por lo que se ha creado una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) impulsada por ocho países (España, Polonia, Francia, Austria, Eslovenia, Croacia, Irlanda y Finlandia) que ha lanzado esta semana una campaña de recogida de firmas para presionar a los países que apuestan por la vida.

Y para que quede claro que España entra de lleno en esta campaña, las estatuas ‘masculinas’ de Madrid han amanecido con pañuelos verdes, símbolo de la lucha de los abortistas.

 

Dejando a un lado la vandalización de las 30 estatuas, veamos qué se pide. Aborto legal, seguro, gratuito y libre. Veamos, legal ya lo es: en España se puede abortar hasta la semana 14, y hasta la semana 22 por patología fetal y por salud materna (física y psíquica) y después de esta semana si existe una patología fetal incompatible con la vida, o cuando se detecte en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico.

 

 


 

Seguro y gratuito podemos unirlo, la ley exige que el aborto lo realice un especialista o bajo su dirección, llevarse a cabo en un centro sanitario público o privado acreditado. Es decir es “seguro” porque se hace en un centro con personal sanitario y gratuito porque todos, todas y “todes” los españoles pagamos con nuestro dinero que una mujer mate a su hijo.

Por tanto, viendo que todas las exigencias están cumplidas hasta ahora, sólo nos queda pensar que lo que se reclama realmente es el libre. Lo de libre es otro ‘bonito’ eufemismo como el de interrupción voluntaria del embarazo o como el de derecho al aborto. Detrás de ese libre se esconde, no muy escondido la verdad, el reclamo de Tedros, de la OMS y de Europa: aborto hasta el mismo momento del parto, sin límite de tiempo ni de motivos, que una mujer pueda acabar con la vida de su bebé sin tener que dar explicaciones en cualquiera de las 40 semanas de embarazo.

 Por Rocío Orizaola

 

 


 

En el Diccionario de María Moliner, “FETO” contempla estas tres acepciones, referidas a los animales, a la muerte gestacional y a fealdad:
1) “Producto de la concepción en los animales vivíparos, desde que termina el período embrionario, esto es, desde que adquiere ya la forma característica de su especie, hasta que nace.”
2) “<<Aborto>>. Ese mismo producto, ya abortado.”
3) “<<Engendro>>. Ser feo o deforme”.
Casi nada. “Feto” es una definición animal, tanto en la remota Roma como en el moderno Madrid. ¿Qué pensarías tú si te llamaran animal? Peor aún: ¿Y si te llamaran engendro, feo o deforme?
¡Te defenderías, claro! Puedes. Tienes voz. Repelerías el perverso ataque a tu dignidad.
El bebé prenatal, en cambio, no puede defenderse cuando el término “feto” le iguala a un animal más, y todo un engendro, feo y deforme, encima, ¡y hasta muerto! Es decir, considerado como cosa despreciable. Al menos eso significa “feto”. Ahí está el Diccionario.
Si él pudiera expresarse nos pediría no denominarle así. Nosotros somos su voz, pues él no tiene voz. Digámoslo al mundo por él.
El Diccionario de la Real Academia Española (RAE), por su parte, le pone la guinda al de María Moliner, al indicar estas acepciones:
“1. m. Embrión de los mamíferos placentarios y marsupiales, desde que se implanta en el útero hasta el momento del parto.
2. m. Abortón (animal).
3. m. coloq. Persona muy fea”.
Tales connotaciones de animalidad (incluso de animal muerto antes de nacer, o sea, “abortón”), y de fealdad, hacen de “feto” un término muy perjudicial a la hora de proteger la vida del niño por nacer. Jamás debería ser designado de modo peyorativo y animalista, incompatible con la dignidad humana.
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

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