«Un lugar de encuentro de los vecinos y por eso no nos importa tanto la rentabilidad económica, sino su función social», asegura el alcalde, Jesus Iriondo
Los bares de los pueblos son imprescindibles. Sobre todo en enclaves como Etxebarria, la pequeña anteiglesia situada al pie del monte Kalamua y atravesado por el río Urko en el que viven 695 habitantes. Para ellos es un lugar de encuentro, un espacio para hablar, dejarse ver, tomar algo mientras los niños juegan en la plaza, desahogarse y debatir sobre el último partido del Athletic y además dar buenas o malas noticias.
Por ese motivo, no entenderían que el 'Otsolo', el bar municipal, no volviera a subir la persiana una vez jubilado el actual encargado tras siete años al frente del negocio. De hecho, tienen mucha confianza en que pronto pueda volver a llenarse de clientes. Y para que resulte más atractivo, el Ayuntamiento ha vuelto a licitar la explotación del negocio por 1,21 euros al año. Eso sí, es el precio de salida, porque aquellos que quieran hacerse con el negocio podrán presentar la oferta económica que estimen oportuna y posteriormente el Consistorio decidirá.
Con una superficie cercana a los 100 metros cuadrados y terraza con toldo para las jornadas más calurosas, el adjudicatario tendrá que hacerse cargo de los gastos del agua, luz, teléfono y calefacción, así como de la limpieza de las instalaciones y de su entorno. «El objetivo es dar un servicio social a los habitantes, por lo que se constituye como un punto de información municipal al poner en el tablón los cursos, actividades, convocatorias y fiestas», detalló el alcalde, Jesus Iriondo, que explica que «así se recoge en la licitación».
Por ese mismo motivo, «estará abierto todo el año, excepto en período de vacaciones y los días de descanso semanal que corresponden, aunque siempre será entre lunes y jueves, y en jornada no festiva». Como negocio, «es como todos, hay unos meses mejores que otros, pero navidades y fiestas son buenas épocas», indica el regidor.
Lo que queda prohibido es «colocar carteles, letreros o anuncios de carácter comercial o político». «Así evitamos enfados y discusiones que al final no nos llevan a nada», señalaron varios mayores del pueblo, para los que dejarse ver por el local es una forma de estar enganchados a la vida. «No se trata sólo de compartir y estar un rato», detallaron. «También es importante el valor de vernos y cuidarnos mutuamente. Es decir, si nos damos cuenta de que alguno al que conocemos cambia de aspecto, comportamiento o actitud nos ponemos en alerta y si resulta necesario contactamos con los servicios sociales», explicaron.
«El bar nos da la vida», recalcan. En este municipio, los mayores de 65 años representan el 21,4% de la población, un punto más que el resto de la comarca de Lea Artibai . En total, rozan los 125 ciudadanos. Por ese motivo, desde el Consistorio también prestan especial atención al servicio que quieren garantizar y entre los requisitos exigidos figura asimismo «ofrecer un buen trato a todos los clientes, sin discriminación alguna», recoge el documento municipal.
«Esperamos que resulte atractivo, porque en caso contrario volveremos a insistir y sacar de nuevo la licitación como hemos procedido en otras ocasiones», adelantó el primer edil. En principio, el Ayuntamiento confía en cerrar el contrato para el próximo diciembre. «Se podrá prorrogar por un año hasta un máximo de cuatro», apuntó Jesus Iriondo.
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