EL SÍNDROME DE PROCUSTO

24 FEBRERO, 2018
El síndrome de Procusto es aplicable a cualquier ámbito de la sociedad y en el momento que vivimos directamente aplicable a la ideología de género y los intentos del feminismo más radical de acabar con todo aquello que les estorba con tal de que prevalezca su ideología.
 

 
El Síndrome de Procusto o por qué despreciamos al que sobresale.
La incapacidad para reconocer como válidas las ideas de otros, el miedo a ser superado profesional o personalmente por otros, la envidia…. Todo ello nos puede llevar a eludir responsabilidades, tomar malas decisiones y frenar las iniciativas, aportaciones o ideas de aquellos que pueden dejarnos en evidencia.
Procusto se ha convertido en sinónimo de uniformidad y su síndrome define la intolerancia a la diferencia. Así, cuando alguien quiere que todo se ajuste a lo que se dice o se piensa, lo que quiere es que “se acueste en el lecho de Procusto”. También aquellos que cogen tus sueños y los adaptan a sus limitaciones mentales para decirte que no se puede, que eres un iluso y que nunca alcanzarás lo que te propones.
Para reconocer mejor la figura de Procusto a tu alrededor, deberás de tener en cuenta que los habrá que ejerzan su visión de forma consciente, pero también quienes ni siquiera sepan que lo están padeciendo.
-Inconscientes de sus actos-
  • Les afecta emocionalmente cuando otra persona tiene razón y ellos no.
  • Creen que son empáticos, pero en realidad juzgan desde su egocentrismo las reacciones de otros.
  • Suelen hablar de trabajo en equipo, escucha, tolerancia, intercambio de ideas… pero siempre con argumentos para ser escuchados, no para escuchar.
-Conscientes de sus actos-
  • Tienen miedo de conocer a personas a las que les va bien, son proactrivas, tienen más conocimientos, capacidades o iniciativas que ellos. Si lo encuentran, les invade una sensación de desconfianza y malestar.
  •  Enfocan sus energías en limitar las capacidades, creatividad e iniciativa de otros para que no queden en evidencia sus propias carencias.
  • Son capaces de modificar su posicionamiento inicial si, con ello, deslegitiman al otro.
  • Suelen buscar la complicidad  de otros, para entre todos, acabar con aquel que destaque más que ellos.

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