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Prevost exige a los cardenales “plena adhesión” al Concilio Vaticano II y al “magistral” legado de Francisco

 

Prevost se reunió esta mañana con los cardenales a quienes llamó a hacer realidad una Iglesia “inclusiva” que cuide a los “descartados” y mantenga un  “diálogo valiente y confiado con el mundo”

No hay freno ni vuelta atrás. León XIV llega dispuesto a aterrizar por completo el Concilio Vaticano II y a reforzar los procesos abiertos por Francisco en estos últimos doce años. Así lo puso de manifiesto esta mañana en la reunión que mantuvo con los cardenales, después de que ayer celebrara con ellos la eucaristía tras ser elegido Papa.

Además de compartir con ellos el discurso que traía bajo el brazo, propuso mantener un diálogo abierto en el que retomó algunos de los temas y propuestas que surgieron en las intervenciones de las Congregaciones Generales.

Fuentes consultadas, comparten que el coloquio promovido por el Papa Prevost fue “excelente”, se mostró “en plena sintonía con Francisco” y dio muestras de tener “muy buen humor”.

Después de invitar a los purpurados a rezar juntos el Padrenuestro y el Avemaría en latín, instó a los presentes a no desmarcarse de la que es la hoja de ruta eclesial con miradas nostálgicas, es decir, preconciliares: “Quisiera que renováramos juntos, hoy, nuestra plena adhesión a la vía que desde hace ya decenios la Iglesia universal está recorriendo tras las huellas del Concilio Vaticano II”.

Piedras angulares

Justo después hizo una defensa cerrada del magisterio de Jorge Mario Bergoglio, calificando de “magistral” su aportación a la doctrina católica.

“El papa Francisco ha recordado y actualizado magistralmente su contenido en la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’”. A partir de ahí, se detuvo en algunas de las piedras angulares del documento programático del Papa jesuita, como la necesidad de situar a Cristo en el centro de la evangelización y la urgencia de la conversión misionera.

Resulta especialmente significativo que se haya detenido en la importancia de apuntalar “el crecimiento en la colegialidad y en sinodalidad”, una de las apuestas de Bergoglio que han sido cuestionadas por esa minoría con tintes conciliares.

No se quedó ahí León XIV, sino que apoyó esta mañana el reconocimiento que hizo Francisco a la importancia de contar con el Pueblo de Dios, esto es, el ‘sensus fidei’, en sus formas “más propias e inclusivas”.

Así, situó como vía preferente “la piedad popular”, “el cuidado amoroso de los débiles y descartados” y “el diálogo valiente y confiado con el mundo contemporáneo en sus diferentes componentes y realidades”.

De la verdad a la fraternidad

De la misma manera, lejos de presentar estos procesos abiertos como una ocurrencia de Bergoglio, León XIV subrayó que se trata de “los principios del Evangelio” que muestran “el rostro misericordioso del Padre”. A la par, también echó mano de Benedicto XVI para defender que la Iglesia debe vivir con “ánimo sincero la verdad, la justicia, la paz y la fraternidad”.

En esta misma línea de vincular su Pontificado al Vaticano II, remató su discurso con la primera alocución de Pablo VI cuando fue elegido Papa en 1963. No resulta baladí, en tanto que Montini es quien tuvo que aterrizar las reformas conciliares iniciadas por Juan XXIII y de alguna manera, Prevost se sentiría llamado a ratificar esa segunda recepción del Concilio que habría representado Francisco.  El papa Prevost les pidió “compromiso” para abrir caminos de “colaboración recíproca”.

Sobria vida

Con una mirada más personal, elogió al Pontífice argentino fallecido, del que destacó “su estilo de total dedicación al servicio” y su “sobria esencialidad de vida, de abandono en Dios durante el tiempo de la misión y de serena confianza en el momento del retorno a la Casa del Padre”.

“Recojamos esta valiosa herencia y retomemos el camino, animados por la misma esperanza que nos viene de la fe”, aconsejó a los purpurados presentes.

En este contexto, Prevost se presentó al grupo como un “indigno sucesor” y un “humilde siervo de Dios y de los hermanos”. En su intervención, además de insistir en la necesidad que los cardenales continúen siendo “estrechos colaboradores” suyos, solicitó un aplauso, que se convirtió en ovación para el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, que con sus 91 años ha estado capitaneando la sede vacante, junto al camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell.

 José Beltrán

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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